Capítulo 77
1373palabras
2022-10-06 00:02
Adriana
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“Adriana, no irás”, Vincent anunció, agarrándome los hombros. “Te quedarás con Danny hasta que regresemos”. Emily resopló al escuchar esto, pero tuvo que retroceder cuando uno de los chicos la fulminó con la mirada y la hizo bajar la vista. En parte, estaba agradecida por el hecho de que ella había dejado de fanfarronear sobre ellos después que se dio cuenta de lo molestos que podían ser a veces, y aunque ella todavía estaba obsesionada con ellos, sabía que, si tuviera que elegir entre ellos o yo, me escogería sin pensarlo dos veces. “¿Danny?” Pregunté, indignada. “De todos los chicos, ¿me van a dejar con Danny?” “Adriana…” Vincent empezó a decir, pero lo interrumpí. “No, no es justo”, me quejé. “He estado encerrada aquí durante una semana y ya prometí que tendría cuidado…” “Órdenes son órdenes, Adriana”, Vincent dijo con firmeza. Me quedé mirándolo con un puchero durante un largo rato, cuestionando lo terco que se había vuelto. “Quiero hablar con Draven”, anuncié. “Sí, ella quiere hablar con Draven”, Emily repitió con énfasis, y tuve que contenerme para no resoplar ni poner los ojos en blanco mientras la veía cruzas las manos en su pecho, copiando cada uno de mis movimientos. “Adriana tiene razón, no creo que sea justo que todos vayamos a divertirnos mientras ella se queda atrapada aquí”, Lianna dijo, volteando su cabello a un lado. ¿Por qué tenía que ser tan alta, hermosa y dulce? “No, ya nos vamos”, Finn señaló. “Deja de quejarte como una niña mimada. Nos vemos pronto, ya regresamos”. Jason y Alaric caminaron detrás de él y los tres salieron de la mansión, mandándome un beso volado. “¿No podemos traerla con nosotros y no perderla de vista?” Lianna preguntó, volteándose para ver a Vincent. Sus ojos grises se clavaron en los suyos y él se aclaró la garganta, como si estuviera pensando qué hacer. Lo miré con incredulidad. Entonces, ¿él lo estaba tomando en cuenta solo porque ella lo había sugerido?  “Ella no irá con ustedes”, escuché la voz de Draven decir. Me estremecí por la sorpresa y tanto Emily como yo volteamos y lo vimos acercarse hacia donde todos estábamos. Sus ojos no mostraban emoción alguna. “Draven, pero…” dije. “No importa lo que quieras hacer en este momento”, me interrumpió con voz seria. “Todos sabemos que no es seguro que ustedes salgan, así que quédense aquí hasta que regresemos”. Me quedé atónita al escuchar esto. Esta era la primera vez en días que Draven me había dicho más de dos palabras y lo miré fijamente mientras él mantenía sus ojos en mí. Se podía sentir la tensión que había entre nosotros en toda la habitación. “Draven, deja que venga con nosotros”, Lianna intercedió por mí, sosteniendo su brazo. Vi que Draven se estremecía antes de apartar sus ojos de los míos. “Por favor, D”. No podía soportar más esta m*erda. “¿Saben qué? Creo que mejor me quedaré aquí”, respondí. Draven pareció darse cuenta de lo enojada que estaba y antes de que me volteara para salir de ahí, me agarró la muñeca, haciendo que me quedara helada. El contacto de su piel contra la mía era embriagador y sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Sin embargo, no podía decir lo mismo de él. “Muñeca, no…” empezó a decir, pero Lianna lo interrumpió. “¿Muñeca?” Preguntó levantando las cejas. Apreté mis labios en una línea delgada, tratando de liberarme de él. No obstante, Draven me agarró con más fuerza pese a que sus ojos estaban puestos en Lianna, quien lo miraba como preguntándole qué era lo que pretendía hacer. “¿Ustedes usan apodos en vez de sus nombres?” Lianna insistió.  “Oh, sí”, Emily respondió por nosotros. Dejé escapar un suspiro, ya que me sentía muy humillada. “Ellos usan nombres cariñosos todo el tiempo. No es gran cosa”, Emily agregó. “Ya sabes, es algo que hacen entre ellos. Ya te acostumbrarás”. Me controlé para no resoplar al oír esto. “¿En serio?” Lianna preguntó. “Por supuesto, han estado usando apodos desde que él la eligió”, Emily dijo. “Ya sabes, desde que decidió que ella sea su guardiana y todo esto”. Hablaba agitando las manos para darle énfasis a su punto, y como si lo que estuviera diciendo no fuera gran cosa. “Todavía no puedo creer que mi amiga haya pasado la prueba”, concluyó con un suspiro dramático. Pude ver que Lianna fruncía un poco el ceño y que trataba de mantener la calma y no perder los papeles. “De todos modos, ya pueden irse”, dije. Respirando hondo y volteando para no ver cómo Draven y Lianna se miraban. “Ya no importa si voy o me quedo”. Draven me soltó la muñeca de repente y suspiró. “Adriana, ¿puedes intentar cooperar por una vez en tu vida?” Preguntó con firmeza, agarrando mi brazo antes de que me fuera. Sus ojos se suavizaron un poco cuando lo miré con frialdad. “Solo estoy tratando de mantenerte a salvo”, dijo. “Entonces, ¿por qué no te puedes quedar aquí también?” Pregunté. “Sí, ¿por qué no puedes?” Emily repitió en voz alta. Dejé escapar un resoplido y volteé para lanzarle una mirada de advertencia a mi amiga. “Porque también tengo que cuidar a Lianna”, Draven respondió. “Ella tampoco puede estar sola afuera. No cuando Dexter también la está buscando”. Mi corazón dio un vuelco ante sus palabras. Todos los que estábamos presentes sabíamos qué era lo que había querido decir. No podía hacerme la estúpida y pretender que no sabía qué estaba insinuando. “¿Qué hay de mí?” Pregunté. No había querido decir esto en voz alta, pero me sentía herida y no pude evitarlo. “Te dije que dejaras de aparentar como si esto fuera una competencia”, Draven respondió en voz baja. Lianna cruzó sus brazos en su pecho con impaciencia y me sonrió un poco. Podía ver que sentía lástima por mí y no lo soportaba. ¿Cómo podía odiar a esta chica si era tan amable conmigo? “Si no es una competencia entonces quédate”, dije. A pesar de que había querido sonar firme, mi voz había perdido fuerza y sonaba entrecortada, como si estuviera a punto de llorar. “Todos se van a ir, así que no va a ser mucha diferencia si te quedas. Quédate conmigo…” “¿Ya podemos irnos?” Lianna preguntó, interrumpiéndome. Se veía muy impaciente. “Los chicos ya nos están esperando, D, y no te olvides que me debes un helado”, agregó. “Es lo único con lo que todavía estoy obsesionada por comer, incluso si ahora soy un vampiro”. Miré a Draven levantando una ceja y lo escuché soltar un resoplido. “Volveré enseguida”, dijo después de un rato. Sentí que mi corazón se contraía y me empezó a doler el pecho. “Quédate aquí con Emily y con Danny y no salgas para nada. No tardaré. Lo prometo”. Habló en voz baja y ni siquiera se atrevió a mirarme antes de irse. Lianna puso su mano alrededor de su brazo mientras salían de la mansión y escuché que Draven decía algo como: “no me toques, por favor”. Sin embargo, él no apartó su brazo de ella. Ambos me estaban dejando bien claro cómo eran las cosas. “¡Qué insoportable!” Emily gruñó. De pronto, alguien empezó a reírse a carcajadas detrás de nosotras. “Ten cuidado que Draven pudo haberte escuchado”, Danny dijo, haciendo que mi corazón diera un vuelco. Draven no dejaría que insulten a Lianna sin recibir un castigo. “A Draven no le importa un c*rajo ella”, Emily anunció, apartando su cabello dorado a un lado para mirar a Danny con desdén. “Sí, claro”, Danny dijo con sarcasmo. “¿No les parece obvio todavía?” Preguntó, volteando a mirarme. “Tú también lo notaste, ¿verdad? Cómo poco a poco te está reemplazando…” sus palabras, duras y contundentes, hicieron que mi corazón se detuviera, aunque no podía demostrar mi dolor. No a alguien como él. “De todos modos, tómalo de esta manera”, Danny agregó. “Tal vez ahora por fin pueda beber tu sangre sin que Draven se interponga en mi camino”. Se acercó a mí hasta que pude sentir su aliento en mi oído y me estremecí. No, eso no era verdad. Él solo quería ponerme nerviosa. Danny se alejó y estaba a punto de decir algo cuando Emily tomó mi mano y me llevó escaleras arriba, hacia mi habitación.