Capítulo 31
999palabras
2022-08-25 10:58
Adriana
¿Qué acababa de decir? “Es cierto”, Finn afirmó entre risas. Como no podía burlarme de ellos frente a toda esta gente, lo hice mentalmente. “Entonces, hasta luego”, Raymond se despidió con una sonrisa y luego miró a las chicas antes de aparecerse frente a la chica que estaba más cerca, quien emitió un grito de sorpresa y se quedó tiesa, sin saber qué hacer. “No te metas con ella”, le dijo. Su voz era seria y venenosa. Vi a la chica y al resto de ellas asentir rápidamente con la cabeza y salir corriendo, aterrorizadas. “G-gracias…” Dije, sintiéndome un poco incómoda, ya que pensaba que podía haberme salido de ese lío sin que ellos me ayuden. De pronto, Raymond puso un brazo alrededor de mis hombros y me acercó a él. “No tienes por qué agradecerme”, dijo muy cerca de mi oído. “Ahora, besémonos”. Su rostro estaba muy cerca al mío, sin embargo, de inmediato, Edward lo agarró por los hombros y lo apartó de mí. “¡Deja de actuar como si fueras un chico malo con ella!” Le recriminó. Al escuchar esto, mis ojos se abrieron de par en par. “¡Solo estás celoso, imbécil!” Raymond respondió, haciendo que Edward lo suelte con un movimiento brusco. No pude evitar reírme al ver su comportamiento tan infantil. Aun así, también me parecían un poco tiernos. “Adriana, ven aquí”, escuché a Draven decir, haciendo que todos nos quedemos helados donde estábamos parados. Me apresuré a hacerle caso y luego volteé a ver a los chicos, sonriéndoles con gratitud por lo que habían hecho por mí, mientras Draven me llevaba fuera del salón de baile.
"¿Hice algo mal?" Le pregunté en voz baja. Draven se quedó callado y nos llevó hasta el comedor. “No”, dijo sin dar más explicaciones. Cerró la puerta detrás de nosotros y jugué con mis dedos para evitar entrar en pánico. Cada vez que estaba con él me sentía muy nerviosa. “Estamos a salvo aquí”, Draven anunció, acercándose hacía mí. Al ver que estaba tan cerca de mí, mi corazón empezó a latir a mil por hora y tuve que bajar la mirada, ya que verlo a los ojos solo empeoraba las cosas. “Me preguntaba si podías decirme un poco sobre la familia Armenius…” empecé a decir, pero Draven agarró mi rostro y me besó antes de que pudiera terminar de hablar. Tropecé y empecé a retroceder, pero Draven solo siguió guiándome hacia la pared, hasta que estuve contra ella. Al emitir un gemido, Draven deslizó su lengua dentro de mi boca. “Draven”, dije, intentando apartarme de él. Las lágrimas se habían acumulado en mis ojos y vi que él se estremecía ante mi reacción y que se alejaba de mí. “Lo siento”, se disculpó, cuando escuché una voz familiar interrumpirlo. “Veo que sigues siendo el mismo de siempre, Draven”, dijo después de chasquear la lengua un par de veces, en señal de desaprobación. Cuando levanté la mirada, vi que era Dexter, que había entrado en el comedor. Al verlo, no pude evitar quedarme boquiabierta. ¿Qué demonios estaba haciendo él aquí? Mis ojos se quedaron mirándolo durante unos segundos antes de voltear a ver a Draven para intentar explicarle quién era. No obstante, al ver la expresión en su rostro, me detuve. Estaba muy pálido y vi que él y Dexter se miraban con odio. De repente, Dexter empezó a reírse a carcajadas. “¿Qué diablos estás haciendo aquí?” Draven preguntó rechinando los dientes. Se puso frente a mí y vi que Dexter daba un paso atrás, agitando sus brazos, como si se estuviera rindiendo. “¡Vete, Dexter!” Grité y Draven se volteó a mirarme. Sus ojos estaban abiertos de par en par por mis palabras. "¿C-cómo lo conoces?" Preguntó, tartamudeando un poco y agarrando mis hombros con fuerza. Apenas lo vi, entré en pánico e intenté encontrar una mentira para justificar mi relación con Dexter. Sin embargo, Dexter respondió por mí. “Oh, no te preocupes por eso”, dijo. “Nos hemos estado viendo desde hace mucho tiempo”. Su voz era calmada y contrastaba con la expresión de Dexter, que estaba llena de confusión y odio. ¿Cómo se conocían ellos dos? "¡Vete de aquí si no quieres que te arranque el corazón!” Draven gritó con tanto odio e ira que retrocedí unos pasos, aterrada. ¿Qué demonios estaba pasando? “Vine por la chica, amigo”, Dexter dijo, a pesar de que sonaba tranquilo, tenía una expresión maliciosa en el rostro. Lo fulminé con la mirada, ya que solo estaba empeorando la situación al actuar tan arrogante. ¿Acaso no sabía lo que Draven era capaz de hacer? “De verdad tienes m*lditas agallas para venir hasta mi ciudad”, Draven empezó a decir en un tono de voz más frío de lo habitual. “Y no solo eso, sino que estás tratando tomar algo que me pertenece”, agregó con un gruñido. Intenté contenerme lo más que pude, para no empezar a llorar ahí mismo. La tensión a nuestro alrededor era tan fuerte que me mareaba. “Ah, pero creo que te estás olvidando de un pequeño detalle”, Dexter dijo mientras Draven daba un paso adelante. “No puedes decir que te pertenece cuando ni siquiera te has alimentado de ella”, afirmó antes de reírse y hacer que un escalofrío recorra por mi espalda. ¡¿De qué demonios estaba hablando?! “Te daré cinco p*tos segundos para que te largues de aquí”, Draven lo amenazó. No obstante, Dexter no dio su brazo a torcer y solo suspiró y volvió a agitar sus manos. “Pensaba irme de todos modos”, respondió. “Solo vine a verla antes de reclamarla”. Me quedé atónita al oír esto y sentía que el corazón se me iba a salir por la boca. Aun así, sin siquiera darme tiempo para preguntarle algo, Dexter desapareció, dejándome sola con Draven. Tragué saliva y miré a Draven mientras mi corazón latía tan rápido que sentía que me iba a desmayar. “Tú…” dijo, su voz estaba llena de rabia. Al escucharlo, sentí que me faltaba el aire. “Tienes que darme unas j*didas explicaciones, Adriana”.