Adriana.
"Sí", respondí tartamudeando y oí a Vincent aclararse la garganta antes de que Edward empezara a objetar mi comportamiento.
"¿Qué fue lo que hizo ahora?", interrogó Edward y vi a Draven sonreír ante su pregunta y volvió a mirarme.
"¿Qué no hizo ella ahora?", corrigió y las mejillas se me pusieron rojas un poco antes de arrugar el ceño.
"No, nada", dije enfáticamente, lanzándole una mirada suplicante a lo que él contestó encogiéndose de hombros. ¿Qué quería ganar con avergonzarme a cada rato?
"Yo no he hecho nada".
"Ella durmió conmigo", expresó, tan pronto Draven pronunció estas palabras, los muchachos comenzaron a murmurar y yo quedé boquiabierta.
"¡Nosotros no dormimos juntos! Es decir, compartimos su cama, pero no pasó nada...".
"¿Estás completamente segura de que no sucedió nada anoche?", dijo Draven interrumpiéndome, por lo que yo me sonrojé y lo miré.
"¿Qué pasó chicos?".
"¿De verdad? ¿Por qué tiene que ser justamente ella?".
"Draven, tú no estás interesado en ella, ¿cierto?".
Todos comenzaron a hacerle muchas preguntas mientras que yo permanecí en silencio, todo mi cuerpo se paralizó ante lo que dijo.
"Adriana, ¿es eso verdad? Me dijiste que no sucedió nada", preguntó Vincent con un tono un poco enfadado y algo herido, pero yo seguí sin decir nada. Quiero decir, ¿qué se suponía que podía decir? Fue un simple beso, ¿por qué se burlaba de mí?
"¡No pasó nada entre nosotros!", me defendí y oí a Irene burlarse de lo que dije.
"¿Qué más hicieron?", preguntó Finn bromeando, yo me di cuenta de que Draven puso sus manos sobre la mesa antes de mirarme y se le dibujó una sonrisa en el rostro.
"Nos dimos un beso y...", antes de que pudiera terminar de hablar, me acerqué a él y puse mi mano sobre su boca, mientras mi cara se sonrojaba. ¿A qué se refiere con "y"? ¡No pasó nada más!
"¡Adriana, Adriana, cariño!", dijo Finn y me puse aún más roja, mi boca no quería decir nada.
"No sabía que estaba contigo, querida", expresó Danny sonriendo y estaba a punto de soltar alguna frase cuando Draven me tomó por la cintura para tirarme hacia abajo. Con un pequeño quejido, aterricé en su regazo y estaba a punto de ponerme de pie cuando colocó un brazo alrededor de mi cintura, sosteniéndome en el lugar.
"Oh, ella lo tiene todo", susurró con una dulce voz y debido a nuestra diferencia de altura, me vi obligada a mirar hacia arriba para verlo a los ojos.
"Ya basta...", dije alejándome y el se acercó para darme un beso en la mejilla, riéndose un poco ante mi reacción. Me quedé atónita por su gesto "dulce" y escuché a los muchachos murmurar de nuevo antes de girarme avergonzada. ¿Qué le pasaba?
"Adriana anoche conoció a un extraño", expresó Vincent y toda la gente de la habitación de repente se quedó callada. Puse cara de sorpresa ante sus palabras y me giré para ver a Vincent, quien ahora estaba tomando un poco de vino, con una expresión de enfado. ¡¿Por qué dem*nios dijo eso?!
"¿Conoció a quién?", preguntó Draven dejando de lado su dulzura y regresando a su habitual frialdad, así que tragué un poco de saliva y luego le arrojé a Vincent una mirada de suplica, pero él ni siquiera me veía.
"Eso es lo que deseo saber", murmuró y resoplé cuando sentí la mano de Draven apretando mi pierna, eso era una señal de que estaba molesto.
"Explícame", expresó rápidamente, su voz continuó suave, pero seca.
"Bueno, lo que pasó...", dejé de hablar, sin atreverme a mirarlo mientras quitaba sus manos antes de levantarme.
"¡No te he dicho que puedes levantarte!", dijo de repente, cogiendo mi cintura y tirando de mí. Jadeé y caí de nuevo en su regazo antes de que todos se aclararan la garganta nerviosamente. "¿A quién conociste, Adriana?", preguntó Draven, pero esta vez fue una exigencia, así que me mordí el labio inferior mientras aguantaba las ganas de llorar. Él posó su mirada en mis labios durante unos segundos y luego la movió hacia mis ojos nos quedamos en silencio un momento.
"Váyanse todos", ordenó Draven en voz baja y escuché algunos quejidos en la habitación mientras las chicas se burlaban de sus palabras. "¡Dije, que se larguen!", gritó impaciente y en pocos segundos el lugar quedó vacío, dejándonos solos. Mi cuerpo estaba nervioso y posé mi mirada en mis manos que ahora estaban colocadas en mi regazo con la idea de no ver su rostro. ¡Solo miente, hasta el final!
"Oye, Adriana", murmuró en mis oídos y me agité por el miedo. "Dime lo que pasó", preguntó en un tono tan dulce que empecé a dudar de si estaba conversando con Draven o con su gemelo perdido, quien supuse que sería muy agradable.
"No he conocido a nadie...", respondí con una mentira, apretando mis manos para no temblar. Sentí un brazo alrededor de mis hombros y de esa manera Draven me acercó a su pecho por lo que me congelé ante su reacción.
"Ya no tiembles", susurró mientras que yo cerré los ojos para tomar aire profundamente. Ya me sentía más calmada, lo que me daba algo de tiempo para pensar en una mejor historia. "Ya deja de decir mentiras y cuéntame", gritó, así que me mordí el labio inferior sin tener nada que decir. ¿Cómo puedo sostener mi mentira? No parece que pueda salirme con la mía.
"Ya no te muerdas el labio", murmuró, así que me detuve y seguí callada.
"Honestamente no conocí a nadie Draven... Vincent está confundido. Anoche me preguntó si estaba bien y le respondí que tenía miedo de haberlo conocido. a Él, como a ti...", manipulé la verdad con una pequeña mentira y Draven me arrojó otra mirada antes de acercar su cara a la mía.
"¿Él lo hizo a la fuerza?", interrogó y yo confirmé.
"Pero ya no deseo que me obliguen porque yo voy a decir la verdad, así que...", hice una pausa para verlo a los ojos. "Así que por favor no lo hagas a la fuerza", rogué. De acuerdo, entonces, la mitad de mi historia es cierta. Me sentía un poco cansada con todo el poder de convencimiento que poseían estos hombres.
"Así que me estás diciendo que no te obligue en este instante a decir la verdad, ¿de eso hablas?", interrogó por lo que yo tragué un poco de saliva y aparté la mirada, tratando de no equivocarme con mis palabras.
"Amm, yo", interrumpí mis palabras cuando sentí algo húmedo y caliente deslizarse contra mi cuello y resoplé, quitando mi cuello de los labios de Draven. ¡¿Él acaba de... lamer mi cuello?!
"¡Detente!", exclamé, presionando con fuerza mis manos en su pecho y cuando estuve a punto de levantarme cogió mi cintura con más fuerza, clavando sus uñas en mi carne por lo que me quejé antes de quedarme quieta, esperando que se me pasara el dolor.
"Tienes suerte de que tenga que ir a un lugar ahora mismo, niña bonita", murmuró en mis oídos, tocando con sus labios mis lóbulos, haciendo que se me erizara la piel. "Pero no te saldrás con la tuya con tu otra mentira, así que esta noche te haré otra visita en tu dormitorio. Y en esta ocasión...", interrumpió sus palabras para pellizcar mis muslos con tanta fuerza que tuve que reprimir las ganas de llorar, y luego dijo con los dientes apretados antes de soltarme: "No mientas". Después lentamente me levanté y asentí.
"Yo dije la verdad", continué mintiendo y él se puso de pie y me dio un golpecito en la frente, haciéndome tropezar con un siseo.
"Vete a tu dormitorio", susurró antes de darse la vuelta y marcharse. ¿Para qué hacía eso?
Ese mismo día...
"Disculpa, está bien", dijo Vincent esta noche casi por décima vez mientras permanecía callada. "Él debía enterarse", empezó a argumentar y yo aguanté el impulso de poner los ojos en blanco.
"Él no tenía que saberlo Vincent, dijiste mentiras y ahora Draven está paranoico porque yo no estaba diciendo toda la verdad sobre el incidente", yo seguía manteniendo mi historia, sin sentirme ni un poco avergonzada. Se merecía esto. Por su parte Vincent, acarició su cabello y después soltó un suspiro antes de dirigirse hacia la cama y sentarse a mi lado.
"De acuerdo, ¿cómo puedo compensarte?", preguntó con voz suave, mirándome fijamente a los ojos por lo que los entrecerré.
"Permíteme dar un paseo. Uno rápido", propuse y él rápidamente hizo un gesto de negación con su cabeza.
"No, cuando Draven no está en la zona, no puedo dejar que eso pase", expresó intransigente, por lo que yo arrugué el ceño.
"Entonces no te molestes en tratar de hacer las pases conmigo", susurré, acostándome en la cama mientras lo escuché gemir de frustración.
"Adriana, no seas así", dijo, su voz tenía un toque de enfado, mientras que yo mentalmente ponía los ojos en blanco. "¿Por qué tienes que ser tan testaruda?", susurró suavemente y me levanté de la cama.