Capítulo 21
1518palabras
2022-08-25 09:28
Adriana.
Esa noche, Draven y yo no hablamos, lo que me permitió estar tranquila. Me alegro de que no haya dicho ni una palabra del percance que ocurrió en la mañana. Eso hubiese sido muy incómodo para mí. "Cuéntanos Adriana, ¿ya te adaptaste a vivir con nosotros?", preguntó Kevin y yo asentí inmediatamente, aunque fuera una mentira obvia, no me importó. "No nos agradan los mentirosos", comentó Daniel en tono grosero, pero ignoré sus palabras. Las personas presentes siguieron conversando un rato más, el tema era sobre celebrar una fiesta de baile o algo parecido, pero no le hice mucho caso a su charla. En cambio, seguí comiendo y cuando estaba por levantarme el celular de Draven comenzó a timbrar y todos lo quedamos viendo mientras atendía la llamada, indicándonos que continuáramos con lo que estábamos haciendo. "Sí, ella es", respondió antes de que me viera y lo miré confundida. "Un momento, por favor", susurró, lanzándome una mirada larga antes de pasarme el celular, yo no pregunté quién era y, en cambio, lo puse sobre mi oído. "Adriana, por favor... necesitamos que nos ayudes", era la voz de mi madre la que estaba en la otra línea, pegué un salto por la sorpresa y el sudor apareció en mi cara al oír su voz nerviosa. "¿Qué pasa? ¡¿Te encuentras bien?!", la interrogué y la escuché susurrar algo antes de que tomara aire de nuevo. "Aquí están los vampiros...", contestó con voz suave y temblorosa, por lo que yo me mordí el labio inferior para evitar soltar las lágrimas. "Invadieron el lugar y están matando a todos", dijo en voz baja y yo estaba a punto de decir algo cuando ella habló nuevamente: "No son del grupo de los Ardelean, estoy segura", explicó. Yo intenté preguntarle dónde estaba, pero solo la pude escuchar jadear antes de que ella colgara la llamada.
"¿Qué sucede Adriana?", escuché la voz de Vincent, pero era un sonido leve que era difícil de percibir. "Mis padres se encuentran en problemas...", dije atragantándome mientras veía a Draven quien me devolvió la mirada desconcertado y enfadado. "Los vampiros los están atacando", grité mientras mi cuerpo estaba apoderado por el pánico. "¿Cómo?" "No es uno de nuestro grupo, eso es seguro". "Si no es uno de los Ardelean, ¿quién está atacando nuestro territorio?" "No es nuestro problema. Los humanos probablemente están exagerando". Ellos se estaban levantando de sus asientos, incluido Draven, pero nadie se estaba preparando para ir al lugar. "¡¿Y eso qué importa?! ¡Es mi familia, por favor!", empecé a gritar en modo de suplica, dando fuertes golpes con mis manos sobre la mesa y con los ojos llenos de lágrimas veía las cara de todos mientras la mitad de ellos volvía a sentarse y en sus rostros permanecían expresiones de indiferencia. "Seguramente sea la familia Armenius. No podemos intervenir si solo están en el lugar para alimentarse, no están rompiendo ninguna norma", explicó Jason finalmente. Sus palabras de indiferencia ante mi dolor me pusieron más nerviosa. "¡Por favor, no solo se están alimentando, están succionando la sangre de las personas por completo!", grité y puede oír a una de las chicas regañarme para que tomara asiento, pero hice un gesto de negación con la cabeza, me sequé las lágrimas y retrocedí varios pasos de la mesa. "¡¿Cómo pueden ser tan despiadados?! Hay personas inocentes que están siendo asesinadas en este momento y ustedes permanecen sentados sin hacer nada". "¡Cállate, quién rayos te crees que eres para darnos órdenes?", gritó Danny, levantándose de su silla lo que me hizo encogerme de miedo, mientras mis ojos estaban llenos de rabia y desesperación. Cada parte de mi ser está resentida con estos estúpidos vampiros y no sé cuánto tiempo podré soportarlos. "Tranquilo Danny, solo está preocupada por sus padres. Pero solo podemos salvarlos si Draven lo ordena, lo lamento Adriana", dijo Vincent en voz baja, ofreciéndome una mirada de disculpa, mientras yo posaba mi ojos sobre Draven, quien me veía de forma dulce y enfermiza, parecía que deseaba que le rogara. "Por favor, haz algo", dije cuando se levantó de nuevo, la expresión en su rostro era seria. "Ellos necesitan que los ayuden", imploré, acercándome, enfadada conmigo misma por hacer lo que él quería. "Es una pérdida de tiempo ir para allá", expresó con frialdad, por lo que me agarré de su camisa, aproximándome todavía más, mientras las lágrimas que había estado tratando de contener, caían por mi cara sin poder hacer nada. "Por favor, no te lo estoy pidiendo, Draven, te lo suplico", grité, agarrando su camisa con más fuerza y mirando hacia arriba para encontrar su mirada fría y penetrante. "Es mi familia. Por favor, haría cualquier cosa que me pidas, lo prometo. Imploré con más fuerza, pegando mi cara de su camisa involuntariamente y empapando de lágrimas el suave material, pero en este instante, no me importaba nada. "Por favor, Draven ayúdalos", continué suplicando, pero mi cuerpo se paralizó cuando sentí que colocaban delicadamente la palma de una mano sobre mi cabeza antes de que hablara. "Está bien, pero ya no llores más, es muy molesto", lo escuché susurrar y lo vi con una sonrisa en mi rostro. Sentí como me quitaban un peso de encima y no me había dado cuenta de que los chicos se quejaban mientras susurraban algo para sí mismos antes de oír el sonido de sillas raspando. "Nos vamos ya, ustedes cinco se quedan aquí. Si me entero que alguno de ustedes trató de escapar mientras no estábamos...", Draven paró de hablar para mirarme mientras me tomaba por las muñecas para quitarme las manos de su camisa bruscamente. Después continuó: "Si me entero que intentaste escapar", me dijo arrugando el ceño. Yo tragué un poco de saliva. "Bueno, te aseguro que tus padres serán la menor de tus preocupaciones", expresó, pasando junto a mí, yo me sequé las lágrimas. "Increíble", escuché que Ferra protestó, se levantó de su asiento y se marchó de la habitación. Todos desaparecieron rápidamente, dejándonos a mí y a las tres chicas en el lugar junto con dos sirvientes. "Bien hecho, niña llorona", dijo Irene en tono de burla, chocando con fuerza contra mi hombro antes de irse de la habitación, pero no le presté atención. Estaba contenta y tranquila. Aún no podía creer que Draven aceptó ir. No me esperaba que él accediera. "¿Le gustaría comer, señora?", escuché que uno de los sirvientes me preguntó, sin embargo negué con la cabeza, la sonrisa en mi cara no desapareció. Vi a los mayordomos hacer una reverencia un poco antes de marcharse de la habitación, dejándome sola lo que me permitió soltar un suspiro. "Los van a salvar. Todo va a estar bien", repetí estas palabras para mis adentros. "Los Ardelean, es el grupo más fuerte, no hay forma de que pierdan", dije en mi cabeza antes de darme la vuelta y tropezarme con un hombre desconocido, haciendo que mi corazón se acelerara cuando perdí el equilibrio y solté un pequeño grito. "¿Quién eres?" "Hola, Adriana", expresó. Su voz me resultó familiar y me sorprendí cuando me di cuenta de que era el mismo hombre que había conocido el día del evento del discurso. Él fue quien me aconsejó que utilizara a Draven como una ruta de escape. ¡¿Qué rayos hacía aquí? "¡¿Qué haces en este lugar?! ¡¿Cómo entraste?!", grité inmediatamente, mirando alrededor de la habitación, temiendo que alguien pudiera escuchar nuestra conversación. Por su parte, él soltó una sonrisa, metiendo una mano dentro de su bolsillo. Pude notar que esta noche no estaba usando su sudadera con capucha, dejando al descubierto su desordenado y levantado cabello castaño que combinaba bien con sus ojos que eran de color azul helado y tan seductores que complementaban la belleza de su rostro. "Cálmate, vi a los chicos marcharse, nena", dijo caminando junto a mí y al lado de los viejos cuadros pintados que colgaban en la pared. "De igual manera, ¡podrías tener problemas!", murmuré tomando su brazo, por lo que él miró mi mano, soltando una pequeña sonrisa. "El brazalete, ¿No lo usas?", interrogó y yo me paralicé ante sus preguntas, además, mi corazón se aceleró. "Espera, ¿qué? ¿Cómo? Te di eso para que lo usaras", me interrumpió, soltando una risa profunda mientras yo lo veía con miedo y desconcierto retrocediendo para tratar de alejarme. "Oh, tranquila, relájate. Esa noche cuando te conocí te lo di porque pensé que te sería útil", expresó dándose la vuelta y caminando hacia adelante. "No quise parecer un acosador, solo estaba tratando de ayudarte", explicó, yo lo quedé mirando y después asentí lentamente. Este no era el momento adecuado para hacerle mis preguntas. Draven podría llegar en cualquier momento. "Deberías marcharte, este lugar no es seguro para los humanos", dije y él refunfuñó de forma juguetona antes de soltar una sonrisa y decir: "No te angusties, debo marcharme de todos modos", explicó y yo confirmé. "Oye, la próxima vez que nos encontremos, quiero que me expliques lo que pasó esa noche. Deseo saber con exactitud dónde nos conseguimos y por qué me regalaste ese brazalete", expliqué, y él estaba a punto de contestar.