Capítulo 12
613palabras
2022-08-25 09:27
Adriana
No quería que ellos se sintieran tan cómodos alrededor mío, quería que se mantuvieran alejados de mí. Al parecer, mientras más les pedía que me dejaran en paz, más intentaban atraerme hacia ellos. Tras coger un bolso negro con joyas blancas incrustadas, me puse mis tacones de encaje y salí. Afuera había chicas y otros vampiros que también me habían estado esperando. Todos los chicos vestían trajes y tenían el pelo bien peinado, haciendo que se vean como seres humanos decentes. Algunos de ellos soltaron piropos cuando me vieron, pero los ignoré sin siquiera mirarlos. "¿A qué hora nos vamos". Escuché a Julie preguntar y uno de los chicos, uno que se llama Jason, se rio entre dientes. "¿Quién dijo que nos iríamos?" Preguntó en un tono burlón. "Son los humanos los que vendrán a vernos, cariño. Nosotros no nos vamos a ningún lado". Al escucharlo, le hice una mueca y entrecerré los ojos. Era un imbécil. Sin embargo, preferí no discutir con alguien como él y, en cambio, volteé a ver a mi alrededor y vi que había una gran mesa con comida y bebida cerca a la fuente, en el jardín. Después de un rato, los humanos empezaron a llegar y, pronto, el jardín se llenó de gente y no pude evitar sentirme incómoda mientras intentaba ver dónde estaban mis padres. Ni siquiera sabía si iban a venir hoy. "Deberías comer algo", Vincent me dijo. Sonaba preocupado y no pude evitar preguntarme por qué me seguía a todos lados. Desde ese asunto del 'castigo', cuando Draven casi mata a mi madre, se me había pegado como una sanguijuela. El recuerdo de esa noche me hizo enojar, pero estaba aprendiendo a controlar mis emociones, así que respiré hondo y contuve mi ira, al menos por ahora. "Sí, lo haré", respondí y Vincent asintió con la cabeza. Mientras caminaba hacia la mesa, mis ojos se posaron en la entrada, donde esperaba ver a mis padres en cualquier momento. Aun así, después de veinte minutos, ellos seguían sin llegar. Suspiré y decidí que lo mejor sería rendirme, así que me acerqué a la mesa para servirme algo de comer. Todos los demás estaban hablando y riéndose, disfrutando de su noche, mientras yo me la pasé esperando a mis padres cerca de la entrada. Cuando estaba cerca de la mesa, mis ojos captaron a un hombre con capucha, parado cerca de la puerta. Entrecerré los ojos para verlo con más claridad y tratar de descifrar quién era. Podía jurar que él también me estaba mirando, aunque tal vez solo estaba mirando a alguien detrás mío. Repentinamente, un mayordomo se me acercó. "Hola señorita, ¿desea comer algo?" Preguntó. "No gracias", respondí, negando con la cabeza, lista para caminar hacia la puerta. No obstante, una mano agarró mi hombro antes de que pudiera dar un paso más. "Solo iré a dar un paseo", dije cuando vi que la mano le pertenecía a Vincent. No quería quedarme con él, ya que sabía que estaba a punto de darme un sermón. “No creo que sea una buena idea"; Vincent dijo con firmeza. "Draven me dejó claro que debía vigilarte esta noche". Al oír el nombre de Draven, me quedé helada y me puse muy nerviosa. "Bueno, pero Draven no está aquí, ¿verdad?" Dije. Vincent murmuró algo para sí mismo antes de negar con la cabeza. "Adriana..." empezó a decir, sin embargo, yo lo interrumpí. "Solo será un paseo rápido", le aseguré. "No intentaré nada raro. Por favor, Vincent, necesito un descanso". Ante mis ojos de cachorrito y mi puchero, Vincent suspiró, derrotado. "Está bien, pero quiero que regreses en diez minutos", dijo. Sonreí y asentí con la cabeza.