Capítulo 54
943palabras
2022-09-13 00:01
El punto de vista de Adriana
"Tranquila", susurró, mientras me besaba y envolvía su pierna alrededor de la mía, provocando que mi cuerpo se tensara. Al mismo tiempo, su calor me transmitió una satisfacción indescriptible, pero no por eso iba a permitir que se sobrepasara conmigo, ¿verdad?
"Draven..."

"¿Sí?"
"Por favor, júrame que no mataste a Francis. Dormiré tranquila solo si me lo prometes", susurré, tomando su mano con la respiración entrecortada.  
Me abrazó con más fuerza y contestó: "Te doy mi palabra. Ahora, duerme". 
Aunque parecía vacilante, le creí. "Gracias", susurré. "En realidad, no sé por qué Dexter y tú se odian tanto. Tengo bastante curiosidad por saberlo y...", me detuve cuando siseó en mis oídos.
“Muñeca, ya es tarde, estoy cansado. Lo último que quiero escuchar es ese nombre repugnante", se quejó con cierto fastidio. 
"Pero yo-"

"¡Pero nada! ¿Acaso quieres que te arrebate la ropa y te haga mía hasta que te quedes profundamente dormida? Te sugiero que cierres la boca y duermas", dijo. Escuchar eso fue suficiente para que me mantuviera en silencio. Mi cuerpo ardía de vergüenza mientras sus palabras resonaban en mi mente un millón de veces. "¿Realmente desea hacerlo conmigo? ¿Cumplo con sus estándares? ¿Soy lo suficientemente mujer para él?", pensé. ¡Por Dios! ¿Por qué se me ocurrían tantas tonterías? Después de todo, yo ni siquiera lo amaba, así que no debería importarme si encajo o no en su lista de mujeres.  
Algunos minutos después de platicar conmigo misma, caí en un largo sueño. 
---
Parpadeé y gemí suavemente, deseando tomar un vaso de agua para refrescar mi garganta. Estaba a punto de apartar el brazo de Draven cuando me agarró con más fuerza y me acercó hacia su cuerpo. 

"¿A dónde vas?", preguntó. De hecho, aunque todo el mundo opinara que la voz somnolienta de Draven era la más s*xy, yo jamás lo admitiría. Me parecía bastante nauseabunda y ridícula. 
"A tomar un vaso de agua", murmuré, volviendo a intentar apartar sus manos. 
Chasqueó la lengua, suspiró y dijo: "No te vayas"
"Draven, solo necesito un vaso de agua. Volveré rápido", murmuré con impaciencia. 
“Tienes cinco minutos…”, contestó con voz somnolienta, mientras apartaba su brazo. Me puse de pie y salí de la habitación, intentando que mis ojos se adaptaran a la luz tenue. El lugar no era confortable en absoluto, pero no parecía haber nadie alrededor. Entonces, me dirigí al comedor perezosamente y tomé dos vasos llenos de agua. Después, salí, pero me congelé cuando una sombra apareció justo enfrente de la puerta.  
"¿Vicente?", pregunté. De repente, la sombra dio un paso adelante mientras soltaba un aliento. 
"¡Dios! Me asustaste. No te quedes ahí parado como un fantasma", dije, molesta.
Dio un paso más y contestó: "Por supuesto que no soy un fantasma, cariño". Mi corazón se congeló al escuchar la voz de Dexter. El miedo invadió mi ser e instintivamente retrocedí un paso. 
"Ayud-", mis gritos fueron interrumpidos cuando una mano me cubrió la boca con tanta fuerza que casi me ahogo con mi propia respiración. 
“¡Cierra la p*ta boca!” espetó Dexter, agarrando mi rostro y obligándome a mirarlo a los ojos. El miedo me consumía y algunas lágrimas brotaron de mis ojos, pero no tuve otra opción más que obedecerlo. 
“Por favor...”, supliqué con voz temblorosa. De repente, envolvió su brazo alrededor de mis hombros, provocando que mi cuerpo se tensara. 
“Cariño, te encomendé algo y, en lugar de obedecerme, estás coqueteando con Draven. Todos mis hermanos están en problemas por tu culpa. ¿Cómo podría no estar molesto?", dijo, rechinando los dientes. Sus labios rozaban mis oídos, mientras yo trataba de pensar en una forma de defenderme.
“Me obligaste... Nunca quise hacerlo…”
"Querías tu libertad, ¿no? Bueno, estaba dispuesto a dártela siempre y cuando cumplas la misión". 
"¡Me mentiste!"
“¡Y tú acabas de sacarme de quicio!”, escupió, provocando que mi cuerpo se estremeciera de miedo.  
"¿Por qué me haces esto, Dexter? ¿Por qué odias tanto a Draven?", pregunté con un toque de súplica en mi voz.
"Pregúntaselo a Draven, cariño. Me sorprende que todavía no te haya hablado de mí", contestó, riéndose. Intenté alejarme de él, pero me sujetó con más fuerza y presionó sus labios contra mi cuello. Deseé gritar para pedir ayuda o tener algún tipo de ataque que me permitiera liberarme de él, pero en lugar de eso, un ligero gemido escapó de mis labios.  
"Eres irresistible. Ahora entiendo por qué Draven babea por ti", murmuró. De repente, comenzó a chupar mi piel, provocando que mi cuerpo se congelara. 
Unos segundos después, recobré el sentido y exclamé: "¡Déjame en paz, Dexter! ¿Por qué te desquitas conmigo? ¡Es con Draven con quien debes arreglar cuentas!". Me giré para mirarlo y, en un abrir y cerrar de ojos, desapareció. Mi cuerpo tembló de miedo, mientras corría por la habitación buscando su sombra. Al comprobar que ya no estaba, me sequé las lágrimas y regresé a la habitación con prisa. Tan pronto como me acosté en la cama, me acurruqué en los brazos de Draven. 
"Tardaste más de cinco minutos", murmuró con voz somnolienta, abrazando mi cuerpo tembloroso y acercándome a su pecho. 
"Estás temblando, ¿qué pasa?", preguntó con ojos muy abiertos, como si ya no tuviera sueño en absoluto. 
Negué con la cabeza, sonreí y contesté: “Me pareció haber visto una cucaracha abajo”. Me sentí demasiado tonta por no haber encontrado una mejor excusa, pero, para mi sorpresa, Draven pareció creerme. 
"¿Ya ves? Debiste obedecer cuando te dije que te quedaras", respondió, acercándose más. Mi nariz rozaba su pecho fornido y aproveché para secarme las lágrimas. Honestamente, si él no me estuviera abrazando, ya me habría derrumbado.
"Sí, debí haberme quedado".