Capítulo 47
1448palabras
2022-09-06 00:00
Adriana.
-------------------------------------------------- ---------------------------------------------------------
¿Dónde me encuentro?

Tenía la mente completamente en blanco mientras veía hacia el techo, mi respiración se hizo más pesada a medida que mi visión se normalizaba. 
"Vi la forma cómo miraba antes de que se desmayara, Draven. Algo no marcha bien". 
"Apenas dudo que sea eso".
Escuché dos voces familiares que hablaban en tono bajo y me quejé un poco, además, me dolía la cabeza levemente antes de sentarme erguida, observando alrededor del lugar. Era mi habitación. 
"¡Ey, Adriana!", dijo Draven usando un tono de voz tranquilizador lo que me hizo agitar y vi a mi derecha para darme cuenta que estaba sentado. ¿Qué pasó? Recuerdo que me caí, pero nada más. ¿Estoy muerta?
"Adriana, mírame", susurró y llevé mi mirada a sus increíbles ojos azules antes de girar la cabeza para ver a Edward, quien me observaba con el ceño arrugado, sus ojos repentinamente llenos de intranquilidad y sospecha. 

"¿Qué pasó? ¿te moviste lo suficientemente rápido para atraparme?", dije mientras entrecerraba los ojos hacia Draven con una pequeña sonrisa en la boca y él sencillamente me veía fijamente, sus ojos parpadearon hasta mis labios antes de regresar a mi cara. 
"Sí, ¿qué creías que iba a suceder? Te desmayaste, y Edward fue quien te salvó", dijo con un tono sorprendentemente suave y relajado, provocando que mi cuerpo se estremeciera. Al dem*nio con su maldita súper velocidad. Pero, pensándolo bien, no es que yo quiera morir. Solo necesitaba hacerlo enfadar, lo cual, para mi sorpresa, no estaba funcionando en este momento. Estaba todo menos molesto. 
"Como sea". 
"Edward cree que te han forzado. ¿Eso es verdad?", preguntó Draven interrumpiéndome y yo le fruncí el ceño a Edward, quien me lanzó una larga y severa mirada antes de marcharse. 

"¿Y por qué cree eso?", pregunté parpadeando inocentemente y vi a Edward acercarse antes de agacharse para verme a los ojos, con sus manos descansando en su regazo mientras se inclinaba más para encontrarse con mi profunda mirada. 
"Si amenazo con asesinar a tus padres en este momento, ¿qué pensarías?", cuestionó con tono bajo y me detuve para mirarlo, mis ojos no vacilaron en lo más mínimo. Por favor, no los lastimes. 
"No me interesa", susurré, evidentemente no quería responder así, pero, ¿por qué debería preocuparme? Ellos me abandonaron cuando más los necesitaba y ahora, ¿se supone que debería protegerlos?
"Buen punto", dijo Edward enderezando su cuerpo y yo le lancé una última mirada antes de que mi cara se volteara bruscamente para ver a Draven. 
"No es de extrañar que hayas estado actuando de una manera malvada, niña bonita", murmuró suavemente, y me observó fijamente a los ojos, por lo que estos se congelaron instantáneamente. "¿Qué te dijo Dexter?", interrogó y yo me quedé en silencio por un momento antes de hablar. 
"Me dijo que no permitiera que mis emociones se interpusieran".
"¿Te forzó?".
"Sí, lo hizo". 
"Tráelos de vuelta", ordenó Draven, su rostro se llenó de rabia e ignoré el impulso de cumplir su mandato. 
"No puedo, solo él puede hacerlo", respondí finalmente y escuché a Edward dejar escapar un quejido antes de hacer un gesto de negación con la cabeza, lo que complementó con la frase "Obviamente, él sí puede".
"Busca la verbena", ordenó Draven, soltándome por lo que me di la vuelta, mi mente se puso en blanco una vez más. 
"¿Cómo? Pero solo nos queda un poquito, ¿y si...?".
"No me interesa, solo tráela. Si ese maldito imbécil piensa que puede lograr sus cometido, entonces está completamente equivocado. Ahora la vamos a liberar de la compulsión", se levantó y vi a Edward aceptar vacilante antes de marcharse de la habitación. 
"Qué fastidio", susurré, acercando mis piernas a mi pecho y envolviendo un brazo alrededor de mi rodillas. Supongo que me librará de la compulsión como sea, lo que significa que regresaré a ser una llorona. Lo detestaba. 
Por el rabillo del ojo, me di cuenta que Draven me miraba y además lo vi sentarse a mi lado en la cama, tenía sus ojos puestos en mí y no me molesté en devolverle la mirada. 
"Adriana, ¿por qué hiciste eso?", interrogó de repente y yo levanté una ceja, mi mirada no se apartó de las sábanas.
"¿Qué hice?", pregunté sin exaltarme y lo escuché soltar un suspiro de desilusión. 
"¡Saltar de la maldita terraza!, ¿eso por qué dem*nios lo hiciste?", gritó de repente, su voz sonaba ligeramente quebrada al final y respiré profundamente antes de hacer un gesto de negación con la cabeza. "Diablos estabas pensando...", dijo y se alejó, después lo vi tumbarse en la cama, con un brazo sobre su rostro y entrecerré los ojos ante su actitud exhausta. 
"¿No me digas que estabas asustado?", pregunté burlonamente acercándome y apareció una sonrisa en mi rostro cuando levantó una de sus rodillas, posiblemente lo hizo para mantener la distancia entre nosotros. Me aproximé un poco más y me reí para mis adentros cuando permaneció callado, parecía que realmente Draven Cruz estaba agotado. 
"Oye Draven, últimamente has estado actuando muy raro. Me da la impresión que te has estado preocupando mucho, ¿no te parece?", continué hablando, me tumbé a su lado y apoyé la barbilla en su hombro, solo para poder ver sus labios, esperando que respondiera con odio. 
"Cierra la boca", finalmente susurró por lo que me mordí el labio inferior con enfado antes de soltar un suspiro, sin querer realmente molestarme por nada. 
"Yo también siento que estás celoso por lo que tengo con Vincent", dije y coloqué la palma de mi mano sobre el costado de su mandíbula antes de acariciar su labio inferior con mi pulgar. "Besarme con él fue grandioso", murmuré, frotando mis dedos en sus labios y observé cómo apretaba su boca antes de que agarrara mi mano y se diera la vuelta.
"Deja de hacer eso", expresó con los dientes apretados, jalando de mi muñeca más cerca y resoplé antes de arrugar el ceño. 
"No me toques".
"Cógela", dijo Edward interrumpiéndome y lanzando repentinamente una botella. Draven la atrapó con facilidad y luego se giró para mirarme. 
"Bebe esto", ordenó y yo instantáneamente desprecié su petición. De ninguna manera voy a ingerir esa porquería. Podría ser veneno. 
"No lo haré", respondí tajante. 
"Adriana...". 
"Ya te dije que no", interrumpí groseramente sus palabras y lo vi arrojarme una mirada asesina antes de sentarse. 
"No puedes negarte. La única razón por la que me aguanto tu actitud en este instante es por la compulsión, niña bonita", explicó acercándose, por lo que yo me encogí un poco antes de arrugar el ceño enojada. 
"No me vas a obligar a beber eso. No quiero volver a ser como antes, así que...".
"Edward, por favor, márchate", dijo Draven interrumpiéndome y vi a Edward lanzarme una mirada piadosa antes de retirarse. Bueno, ¿quizás se supone que debo tomar esto como un aviso y escucharlo? 
"Desconfía de ella", susurró Edward antes de irse. 
"Tómate eso"
"No quiero". 
"¡No es una petición, Adriana, es una orden!". 
"Te estoy diciendo que no lo haré. No me interesan tus órdenes, ¿por qué no...?", expresé y antes de que pudiera terminar de decir todas mis innumerables maldiciones, Draven me empujó hacia abajo y se colocó sobre mí, sus piernas se apretaron alrededor de mi torso y comencé a retorcerme. 
"Si yo fuera tú, dejara de luchar", susurró, meneando el frasco plateado lleno con el líquido rosa oscuro, mientras que yo tomé el dobladillo de su camisa, lanzándole una mirada de ira antes de tirar de ella, intentando quitármelo de encima. 
"Suéltame", dije tratando de sonar tranquila, pero era difícil porque él estaba muy cómodo sentado encima de mí y me veía con una expresión divertida. 
"Oblígame", expresó sin fuerza, después abrió la botella y me miró una vez más, haciendo que se me erizara la piel. No deseaba volver a ser la de antes, pero al mismo tiempo, quería. 
"Te daré dos opciones", susurró Draven y me paralicé cuando sentí sus dedos fríos escurrirse ligeramente debajo de mi camisa. "O te lo tomas ahora mismo o...", hizo una pausa en sus palabras por lo que lo vi fijamente a los ojos, retándolo. 
"¡¿O qué va a pasar?!",pregunté en voz alta, tratando de ignorar la incomodidad que sentía al tener al hombre que detestaba encima de mí mientras se acercaba cada vez más a mi cara, con una pequeña sonrisa en su rostro. 
"O te hago el amor como nunca, niña bonita", terminó y yo me sorprendí ante sus palabras, haciendo que mi corazón se paralizara por unos segundos. 
"Puff", solté burlonamente, pero me detuve cuando vi que él se mantuvo inexpresivo. 
"Intenta probarme", susurró, clavando su mirada en mis labios antes de verme a los ojos.