Capítulo 43
1181palabras
2022-09-02 00:00
El punto de vista de Adriana
"¡Lárgate!", murmuró Draven con indiferencia. Vincent intentó defenderse, pero se detuvo tan pronto como Draven le lanzó una mirada furiosa. Ante esto, no pude evitar sonreír con satisfacción, aunque en el fondo me sentía un poco culpable. 
Al poco tiempo, Vincent salió de la habitación, dejándome a solas con Draven. 

"Ufff, qué alivio", murmuré para mí misma. De repente, Draven me lanzó una mirada funesta, pero no me importó en absoluto. ¡Estaba tan fresca como una lechuga!     
“Has sobrepasado los límites, Adriana”, dijo, enfatizando cada palabra. 
Con el ceño fruncido, murmuré: "¿A qué viniste? ¿No te parece demasiado imprudente haber interrumpido?". Mientras hablaba, la imagen de Vincent pasó por mi mente.
“No había nada que interrumpir”, respondió, como si estuviera tratando de convencerse a sí mismo de sus palabras. 
“Llegaste justo cuando la pasión estaba a punto de encenderse", dije, suspirando. A decir verdad, sí me molestó que nos interrumpiera, ya que realmente deseaba besar los labios de Vincent.       
Después de un largo silencio, Draven me miró con incredulidad y respondió: "Cierra la boca, muñeca". Indignada porque no logré convencerlo, levanté una ceja, intentando desafiarlo. 

"Te lo repito, Draven. Justo cuando la pasión estaba empezando a invadir nuestros cuerpos, llegaste y...". Antes de que pudiera terminar, Draven caminó varios pasos hacia adelante. Por instinto, retrocedí, haciendo hasta lo imposible por ignorar sus ojos penetrantes. 
"No intentes alejarte o...", dijo, mientras se acercaba más. Sintiendo que mi corazón latía con fuerza, retrocedí hacia la pared más cercana. 
"¿O qué?", me atreví a decir. Al instante, sus profundos ojos azules se oscurecieron y penetraron hasta el fondo de mi alma. 
"No me provoques, Adriana. Si no cambias tu actitud, me aseguraré de que te arrepientas", siseó con rudeza. Intenté escapar, pero él me sujetó entre sus brazos, provocando que me quedara en shock durante unos segundos. Debo admitir que, en lugar de sentir miedo, me sentí nerviosa por el roce de nuestros cuerpos. 

"Vale, vale", contesté con suavidad, esperando que se alejara un poco, pero permaneció firme. El calor que transmitía su cuerpo me hizo sentir tan nerviosa que varios escalofríos recorrieron mi ser. De hecho, ni siquiera yo misma podía explicarme el motivo de mi reacción. 
"Si descubro que Dexter te hizo algo, y si esa es la razón por la que estás actuando así, entonces...".
"Tengo hambre", lo interrumpí, un poco sorprendida por su suposición tan certera. Su expresión se suavizó y frunció el ceño mientras suspiraba con exasperación.
"Vamos", dijo, mientras me miraba sin, ni siquiera, pestañear.  
"No exageres, Draven. Fue solo un beso", me burlé, levantando mi mano para acariciar sus mejillas cuando, de repente, él me detuvo con fuerza. 
"No me provoques, niña", dijo, rechinando los dientes.  
Retiré mi mano con fuerza y siseé: "Muérdeme si puedes". De repente, lo empujé y salí de la habitación.  
...
En el comedor, Tyrell preguntó: ¿Más calmada, princesa?". Después de comer algo, lo miré con indiferencia. 
"¿Cómo te atreves a traicionarnos después de todo lo que hicimos por ti?"
"Danny, cálmate", interrumpió Finn. Mientras tanto, yo simplemente ignoré la pregunta y continué comiendo. 
“¿Cuándo fue la última vez que tuvimos una fiesta?”, preguntó Ferra de la nada. Tomé algo de bebida mientras ideaba un nuevo plan para robar la caja. 
“¿Qué tal si organizamos una para esta noche? Creo que todos necesitamos relajarnos un poco", sugirió Kevin. Al poco tiempo, todos los chicos asintieron. Aunque me sorprendió que fueran a organizar otra fiesta cuando recién acababan de terminar una, sentí que podría ser una excelente oportunidad para conseguir mi objetivo. 
"Estoy de acuerdo", dije, levantándome de la silla. Los chicos me miraron sorprendidos y asintieron sonriendo. 
"Ella no asistirá a la fiesta", manifestó Vincent con resentimiento. Lo miré y percibí una expresión neutra en su rostro. 
"¡Por Dios! ¡Tampoco es para tanto, Vincent!", exclamó Edward. Los chicos estuvieron de acuerdo, mientras yo sonreía alegremente. 
"Draven nunca va a..."
"Relájate, por ningún motivo vamos a beber la sangre de la niña. Toma una pastilla relajante, Vincent", se burló Raymond, provocando que los chicos se rieran.  
"Además, puedes acostarte con ella después de que lo hagamos nosotros", agregó Finn riéndose. De repente, Vincent se levantó de la mesa, pero yo me mantuve serena, como si sus palabras no me afectaran. 
"¡Cállate la boca, Finn, ella no es ningún juguete!", escupió, provocando que mi cuerpo se estremeciera. 
“¿Qué diablos te sucede, Vincent? Adriana no está aquí para ser tratada como una reina. ¡Es una simple muñeca que nos alimenta con su sangre!" 
"¡Si no quieres dar un recorrido por el infierno, entonces lárgate!". 
“¡Respiren profundamente y cálmense! Están discutiendo por nada. Nadie trata a Adriana como un juguete". 
“¡Cállate, Tyrell. ¡A nadie le importa tu estúpida opinión! ¡Adriana es y seguirá siendo una simple bolsa de sangre!”
Suspirando con irritación, me levanté de la mesa y miré a Ferra, quien miraba a los chicos con horror mientras la mitad de ellos intentaban calmar la atmósfera del ambiente. 
“¡Es obvio que se creyó la reina después de la forma en que ustedes, idiotas, la trataron! ¡Adriana no merece ningún tipo de consideración!”
“¡Fue suficiente, Vincent! Si piensas que solo es una bolsa de sangre, ¿por qué diablos te pones tan nervioso?" 
“¿No se dan cuenta? ¡Dexter la envió aquí con un propósito! ¡Quiere j*dernos la vida!"
Ignorando la discusión, me dirigí lentamente hacia la puerta. No me importaba si terminaban matándose unos a otros.
"¡Basta! ¡Tráguense sus opiniones estúpidas y cierren sus p*tas bocas ahora mismo!", exclamó Draven. Aunque su voz me provocó un escalofrío y mi corazón latió con fuerza, salí del comedor sin pensarlo dos veces. 
"¿Por qué no empiezan a comer? Tal vez tienen hambre y por eso...", escuché a Ferra, intentando calmarlos. Mientras tanto, yo salí corriendo por el pasillo en dirección hacia mi habitación. Considerando que pronto comenzaría la fiesta, me puse un vestido rojo ajustado. Aunque revelaba demasiado la forma de mi cuerpo y, normalmente, me sentiría muy incómoda, ahora me parecía el más adecuado para la ocasión. En el fondo, mi voz interior me advertía que no estaba bien, pero ya estaba harta de seguir consejos que, al final, me hacían sentir impotente y sumisa. Además, ¿por qué debería intimidarme justo ahora que las cosas marchaban de maravilla? ¡Los chicos estaban discutiendo, así que tenía un motivo suficiente para estar feliz! 
"¿Qué diablos estás usando, Adriana?"
"Bájame la voz, Draven Cruz", murmuré, frunciendo el ceño. Justo cuando estaba a punto de pasar junto a él, me agarró de la muñeca y me acercó a su cuerpo. 
"Realmente estoy perdiendo la paciencia contigo, muñeca", dijo, con miles de emociones en sus ojos difíciles de descifrar. 
"¿No me digas que estás celoso?", pregunté sorprendida. Se estremeció un poco y sus ojos se oscurecieron. “Ay, qué romántico. No me digas que sientes algo por...”
"No encajas en mis expectativas, muñeca. Soy demasiado para ti, así que te sugiero que bajes de tu nube y pises tierra", respondió con sarcasmo. Aunque un escalofrío recorrió mi cuerpo, me burlé de sus palabras antes de entrecerrar los ojos.