Capítulo 39
1210palabras
2022-08-30 12:09

El punto de vista de Adriana
"¿Ah? ¿Qué pasó aquí?"

"Es ella, es ella"
"Encantado de conocerte, pequeña".
"Oh, apresurémonos y llevémosla a casa".
Estas voces desconocidas me pusieron en sobresaltos. Me giré para mirarlos y vi a tres tipos, que me miraban fijamente. 
Me quedé en shock por un momento, pero pronto recobré el sentido, retrocedí un paso y pregunté con voz temblorosa: "¿Quiénes son ustedes?". Dexter se paró enfrente de los chicos que me rodearon, inclinó la cabeza y me sonrió con frialdad. 
"Así que ella es la indicada", dijo el de cabello castaño desordenado dando un paso adelante. Sus ojos irradiaron alegría y yo retrocedí un paso antes de arrugar el entrecejo. 

"Soy Cony", dijo el hombre de cabello oscuro y pecas en su rostro. Me tendió la mano, pero yo me quedé quieta, pensando si debía correr o gritar pidiendo ayuda. Aunque, en el fondo, dudaba de que alguno de esos planes funcionara en este momento.  
"No tenemos tiempo para presentarnos...", antes de que Dexter terminara, los empujé y comencé a correr desesperadamente fuera del parque, pero no pasó mucho tiempo para que uno de ellos apareciera frente a mí, provocando que mi rostro chocara ligeramente contra su pecho. Tropecé hacia atrás, pero rápidamente me di la vuelta y vi a Dexter suspirando con molestia.  
"¡Atrévete!", dijo. De repente, alguien me tapó la cara con un material suave, impidiéndome respirar bien. Luché por liberarme de su agarre, pero el hedor a alcohol me quemó la nariz. Al mismo tiempo, mi visión se volvió borrosa, hasta que finalmente caí sobre sus brazos, sintiéndome extremadamente débil.
...

Cuando desperté, instintivamente grité con fuerza antes de acurrucarme en el sofá. Miré a mi alrededor y me pregunté confundida: "¿Dónde estoy?" 
“¿Dormiste bien, pequeña mascota?”, dijo alguien. Me giré y, tras ver que los chicos se me acercaban cada vez más, retrocedí contra el sofá. 
"No le gustas, Zavier", bromeó Dexter, sentándose al otro lado del sofá. Lo miré con furia y luego miré a mi alrededor una vez más. ¿Era esta la mansión en la que vivían?
"Déjame ir", dije, provocando que los chicos se rieran a carcajadas. 
"Todavía debe estar cansada", dijo el tipo llamado Cony mientras me señalaba con el dedo índice y se reía entre dientes. "Mi nombre es Cony", agregó. 
De repente, el hombre de ojos grises y cabello castaño desordenado se me acercó y se presentó: "Soy Zavier". Sin embargo, yo ni siquiera me molesté en mirarlo. 
"Soy Francisco", dijo el último chico desconocido. Unos segundos después, noté que estaba sin camisa e inmediatamente me sonrojé. 
Al ver mi reacción, Dexter sonrió y dijo: "Descuida, la mayor parte del tiempo está sin camisa". 
"Háblame de ti, pequeña mascota", murmuró Cony. Me estremecí un poco cuando los chicos se me acercaron de la nada. El tipo llamado Francis se paró detrás del sofá, presionó su pecho y acercó su rostro hacia mi cuello, provocando un escalofrío en mi espalda.  
"Oh, parece que es muda", se burló Zavier acercando su cara hacia la mía, pero me quedé quieta y no tuve el valor para apartarlo. 
"¿Qué te pasa?"
"¿Estás loco?"
"¿Tienes hambre?"
“Recupera energía, debes estar reluciente para el evento especial de esta noche", dijo Dexter.  
Sorprendida por sus palabras, lo miré y pregunté: "¿Qué quieres decir con eso? ¿Cuánto tiempo estuve dormida?" 
Los chicos me miraron sorprendidos y se rieron a carcajadas mientras sacudían la cabeza. 
"Anoche dormiste aquí", respondió Zavier sonriendo. 
Me quedé pasmada durante unos segundos, pero pronto recobré el sentido y dije: “Tengo que volver…”. Enseguida, me puse de pie, pero me congelé cuando los chicos se pararon a mi alrededor. 
"No te dejaremos ir tan fácilmente".
"Así es, tú serás nuestra arma para derribar a los Ardeleans".
"¿Cuánto tiempo nos tomará hasta lograrlo?", cuestioné. Al final de cuentas, ¿qué ganaría preguntándole si me dejaría ir ahora o no? Obviamente su respuesta era no, así que tuve que disimular formulando otra pregunta. 
“Es extraño que aún no hayas gritado pidiendo ayuda, cariño. ¿Por qué?", dijo Dexter de la nada. 
Después de unos segundos, lo miré y contesté: “Porque sé que es inútil. Ustedes, los vampiros, siempre consiguen lo que quieren. Ha sido así durante décadas”. Conforme hablaba, lentamente fui asimilando el hecho de que había caído en una condena indefinida. Después de todo, la única salida para que nosotros, los humanos, pudiéramos liberarnos de ellos, sería matándolos. ¿Pero cómo? Aunque mucha gente compartía mis ideales, ningún esfuerzo valió la pena. Sin embargo, yo nunca perdí las esperanzas. Soñaba con el día en que todos nos levantáramos y lucháramos contra los vampiros.  
"Me alegra que lo tengas claro, cariño", dijo Dexter, alborotándose el cabello antes de indicarles a los chicos que retrocedieran. "Pero ten la seguridad de que no planeamos hacerte daño, a menos que te comportes mal, por supuesto". 
Sintiendo que mi cuerpo se estremecía por los nervios, decidí guardar silencio por un momento, hasta que finalmente me atreví a preguntar: "¿Qué quieren de mí? ¿Quiénes son ustedes? Eres..."
“Somos los hermanos Armenius. ¿No nos recuerdas?", cuestionó Cony.
Me sentí tan conmocionada que miré a Dexter, pero él simplemente sonrió ante mi reacción.   “Sí, pero... ¿por qué? ¿Por qué insisten en mantenerme a su...?”
“Ya te lo dije, serás nuestra arma para derribar a los Ardeleans. En fin, deja de hacer tantas preguntas y prepárate para esta noche”, interrumpió Dexter groseramente mientras pasaba junto a mí con impaciencia. 
Lo miré fijamente, comencé a subir una enorme escalera de caracol y pregunté: "¿Esta noche?"
“Sí, hay un evento especial esta noche. Los hermanos Ardelean también estarán presentes”, susurró Francis, pasándose una mano por su pecho desnudo. Me di la vuelta para mirarlo y me pareció demasiado torpe de su parte que estuviera sin camisa.
"Pero irás con nosotros, por supuesto", intervino Zavier. "Así que quédate aquí por el día y no intentes hacer ninguna travesura, ¿vale?", añadió con una cálida sonrisa.
"A menos que estés aburrida de tu vida", se burló Francis, provocando que los latidos de mi corazón se aceleraran. 
"Después de asistir a este evento, ¿me dejarán libre?", cuestioné. Francis dio un paso adelante y me abrazó inesperadamente, ocasionando que mi cuerpo se tensara.    
"Por supuesto", murmuró, acercándome a su pecho desnudo. "Que no", agregó riéndose. Instantáneamente me aparté, sintiéndome demasiado tonta por haber preguntado algo que tenía una respuesta obvia. 
“Jajaja, ¡tranquila! No te asustes. Prometimos mantenerte a nuestro lado hasta que consigamos lo que queremos. Mientras nos obedezcas, te aseguro de que pronto te dejaremos libre. No tenemos intención de retener a una niña inocente en contra de su voluntad. Solo necesitamos tu ayuda, nena"; explicó Cony, dando un paso adelante con una mirada de súplica. Entrecerré los ojos y asentí, convencida de que no tenía otra opción más que acatar sus órdenes y aceptar cada una de sus advertencias. Al fin y al cabo, en comparación con ellos, yo era como una pulga a la que podían pisotear y matar en un dos por tres. Además, probablemente podría obtener ventajas después de esto, ya que tal vez podrían matarse entre ellos y desaparecer por completo de nuestras vidas. Sé que suena cruel, pero esta era la única forma en que nosotros, los humanos, podríamos estar en paz nuevamente.