Capítulo 38
1332palabras
2022-08-30 12:08
El punto de vista de Adriana
---------------
"¿Por qué? Esta es la ropa que tú me proporcionaste. Además, ¿desde cuándo debo regirme a tus gustos para vestirme?", pregunté en voz alta. Con expresión disgustada, se acercó a mí rechinando los dientes y jaloneó mi vestido, dejando casi al descubierto mi pecho. "¿No escuchaste? ¡Ve a cambiarte!". Me quedé congelada en mi posición, pero tan pronto como él me lanzó una mirada fulminante, un escalofrío estremeció mi cuerpo. "Oye, Draven, cálmate", dijo Danny. "Sí, es solo un vestido. No exageres", agregó Edward sonriendo. Miré a Draven y descubrí que sus ojos seguían fijos en mi rostro. "No me digas que estás celoso de que...", dijo Ferra. "¡Cállate y vámonos!", interrumpió Draven. Enseguida, se dio la vuelta y comenzó a caminar. Seguí detrás de él e ignoré a Edward, que sostenía uno de sus brazos en mi hombro. Sin embargo, no dejaba de pensar en la reacción tan extraña de Draven. Después de una larga caminata por el pueblo, gemí en voz baja y miré al frente. Draven avanzaba a un ritmo cada vez más rápido mientras la gente a nuestro alrededor aplaudía y nos felicitaba. "Jajaja, los mortales son muy graciosos", dijo Danny saludando a algunos niños con una sonrisa hipócrita. Yo lo miré y entrecerré los ojos. "Desean algo que jamás podrán tener", terminó, desviando su mirada hacia mí, pero yo rápidamente aparté la vista. "No te alejes de nosotros", instruyó Vincent, tomándome de la cintura. Cuando vio mi mirada confundida, me explicó: "La familia Armenius está esperando el momento oportuno para consolidar su plan. Una cuadra más y llegamos a casa". Fue entonces cuando me detuve intentando explicarme qué pretendían en realidad. ¿Querían ayudarme o utilizarme? Después de lo que hizo Dexter, no podía confiar en ellos, pero, ¿y si realmente tenían mejores intenciones que los hermanos Ardeleans? "¿Adriana?", murmuró Vincent. Levanté la cabeza y asentí rápidamente antes de apartar su mano y correr hacia Ferra. "Oye, ¿tienes un minuto?", pregunté en voz baja, haciendo lo posible por ignorar a la gente, que se alborotaba al vernos pasar, pero, por suerte, dejaron un camino libre para caminar. "¿Qué pasa?", murmuró Ferra. De repente, miré a Draven y, tras descubrir que se detuvo para hablar con un hombre, sentí que esta era la oportunidad perfecta para huir. "Ayúdame a escapar...", susurré, mirando cómo los chicos a nuestro alrededor sonreían y guiñaban coquetamente. "¿Qué?", murmuró Ferra. "Quieres ser la elegida y quedarte con ellos, ¿verdad?", pregunté. Ella asintió sin pensarlo. "Entonces ayúdame a escapar. Eres tú la que merece quedarse al lado de Draven porque, a diferencia de mí, tú así lo deseas", hice mi mejor esfuerzo para convencerla y ella sonrió con suficiencia. "Bueno, pero, ¿cuál es el plan? Supongo que tienes pensado...", se detuvo cuando me vio negar con la cabeza. "Solo necesito que distraigas a Draven", le susurré en los oídos. "Draven ya está distraído. Es tu amante el que podría arruinarnos el plan", dijo ella mientras miraba a Vincent. Yo seguí su mirada y fue entonces cuando vi a Vincent hablando con algunas chicas. "¿Y si escuchó nuestra conversación?", pregunté. "No puede. No se les permite usar sus poderes esta noche, excepto Draven, por supuesto", respondió. "¿Por qué?", murmuré sorprendida. "Eso es lo de menos. Tiene que ver con un trato con los humanos. De todos modos, no importa. No hay tiempo que perder, así que...". "Tienes razón. Ahora ve y distrae a Draven y Vincent. Yo aprovecharé esta oportunidad para salir corriendo y...". "¿Distraer a quién, niña?", me interrumpió Draven. Me di la vuelta y, tan pronto como lo vi de pie justo detrás de mí, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Instintivamente, Ferra y yo retrocedimos. La gente alrededor cuchicheaba e incluso algunos chicos se acercaron a mí. Vicent me miraba con lástima antes de apartar la vista. "Eres muy astuta, nena", se burló Raymond, intentando contener la risa. "Tú... tú no puedes usar tus poderes esta noche porque...", tartamudeó Ferra. "¿Desde cuándo respetamos las reglas?", interrumpió Danny. Sentí que mis ojos estaban a punto de salir de sus órbitas cuando escuché sus palabras. "Oigan, estamos haciendo un espectáculo", murmuró Edward. Al mismo tiempo, la gente se acercaba cada vez más para espiar nuestra conversación e incluso alguien preguntó: "¿Qué pasa?". Draven me miró y luego se giró para mirar a la gente. "Nada, las chicas están cansadas", dijo Vincent. Me giré para mirar a Ferra, le hice un gesto con la cabeza y empecé a correr en medio de la multitud, sintiendo que el corazón se me iba a salir del pecho. Los chicos gritaban mi nombre, pero los ignoré por completo. "¡Síguela!" "¡No podemos usar nuestros poderes ahora, imbécil!" "¡Quítate de mi camino!", los escuché gritar antes de dar un giro hacia la cuadra más cercana. Al mismo tiempo, sentía que me había vuelto loca. Después de todo, tarde o temprano, los chicos usarían sus poderes y me enterrarían viva para vengarse. "Alto ahí, cariño", dijo una voz familiar. De repente, dos grandes manos me taparon la boca, provocando que mi cuerpo se inclinara hacia atrás. Me giré y vi cómo Dexter sacaba un brazalete de Vervain de sus bolsillos y lo deslizaba alrededor de mi muñeca. "Ya no podrán oír los latidos de tu corazón", dijo, agarrando mi mano y arrastrándome hasta el parque más cercano. Al llegar, luché por apartarme de él, pero su fuerza era mucho mayor que la mía. Intenté gritar, pero él me lanzó hacia el arbusto más cercano con tanta fuerza que estuve a punto de caer encima de él, pero afortunadamente conseguí sentarme erguida. "¡Shhh! ¿Quieres que Draven te encuentre después de que intentaste escapar?", cuestionó. Yo me quedé en silencio y finalmente negué con la cabeza. "Buena chica", dijo, sonriendo con frialdad. El recuerdo de cuando casi me ahoga cruzó por mi mente, provocando que algunas lágrimas brillaran en mis ojos, pero sabía que mi única opción ahora era obedecerlo. Los hermanos Ardelean no tardaron ni dos minutos en llegar al parque y yo contuve la respiración cuando Dexter me abrazó con fuerza, asegurándome de no estar a la vista de nadie. Escondí mi cara en su pecho y sujeté su camisa cuando oí que uno de los chicos gruñía con frustración. "¿En dónde se metió? "¡Es como si la tierra se la hubiese tragado!" "¿Dónde diablos está?", al escuchar la voz de Draven sentí que todo mi cuerpo se estremeció mientras apretaba la camisa de Dexter, haciéndole señas para que se acercara al arbusto, pero, en lugar de hacerlo, sonrió con satisfacción cuando percibió mis nervios. "Cállense y búsquenla incluso debajo de las piedras", gritó Draven. Su voz estaba demasiado cerca del arbusto tras el que nos escondíamos. De no ser por el brazalete, de seguro ya me habrían encontrado. "No podemos oír sus latidos ni sentir su presencia". "Es imposible, a menos que ella estuviera en Vervain". "Draven, ¿crees que Dexter..." "¡Dije que se callen! ¿Qué esperan para buscarla?", espetó Draven. Miré a Dexter y, tras ver cómo sonreía con satisfacción y placer, mi respiración se agitó de miedo. Era evidente que este tipo odiaba a Draven, ¿pero por qué? ¿Cuál era el motivo de su rivalidad? Pronto, mi entorno quedó en silencio. Fue entonces cuando me aparté de Dexter y él asintió con una sonrisa. "Gracias por salvarme", dije, mientras me preparaba para irme. Sin embargo, él me agarró de la cintura con ojos brillantes y me acercó a su cuerpo, diciendo: "Por fin". Me quedé rígida cuando, de repente, agregó: "Eres completamente mía". Sin pensarlo dos veces, negué con la cabeza, aparté sus manos y me puse de pie. "En ningún momento acordé eso contigo", dije, mientras me alejaba. No obstante, él se abalanzó sobre mí y sujetó mis muñecas con fuerza. En un intento por apartarlas, perdí el equilibrio y caí sentada. Dexter se rio suavemente y se agachó, provocando que mi corazón latiera con fuerza. ¡Por Dios! ¿Qué pretendía este hombre realmente?