Capítulo 10
555palabras
2022-08-23 11:19
El punto de vista de Adriana
"Observa esto", murmuró Draven. Enseguida, agarró el cuello de mi madre y clavó sus colmillos en su piel. Ambas gritamos con desesperación, pero, aunque quería correr para ayudarla, no podía moverme debido a la compulsión. "¡Detente, por favor! ¡No le hagas daño!”, grité a todo pulmón mientras sostenía mi vestido, pero él me ignoró por completo. "¡Adriana, cálmate!", dijo Edward mientras sentía que dos grandes manos me abrazaban por detrás. Sin embargo, me negué a escucharlo y continué gritando mientras clavaba mis uñas en los brazos de Edward: "¡Aléjate de ella, monstruo enfermo!". Solo cuando mi madre estuvo a punto de perder el aliento, Draven finalmente la soltó, dejándola caer al suelo. Después de quedarme en shock durante unos segundos, sentí que mi cuerpo cayó hacia los brazos de Edward. "Tu mami está bien", murmuró Draven. Levanté la vista y lo miré con ojos llenos de odio mientras me limpiaba las lágrimas. "¿Está bien? ¿De verdad te parece que está bien?”, repliqué, mientras apartaba a Edward e intentaba moverme; no obstante, nuevamente se me hizo imposible. Me sentí tan frustrada que estallé en llanto y grité: "¡Rompe esta estúpida compulsión!". Al mismo tiempo, Draven se me acercó y levantó la mano para rozar mis mejillas, ocasionando que mi cuerpo se paralizara. "Si estuviera en tu lugar, cuidaría muy bien mis palabras a partir de ahora", advirtió mientras la sangre corría por sus labios y la lamía. Sintiendo asco por lo que veía, me atraganté y finalmente dije: "Lo siento". De repente, él abrió la boca para decir algo y un escalofrío invadió mi espalda cuando vi sus colmillos afilados. "¡Mi madre se ve muy agotada!", exclamé. Draven recorrió mi rostro y hombros con sus manos, apretándolos repentinamente. "Pero no muerta", respondió mientras se limpiaba la sangre de los labios. Moría de ganas por insultarlo, pero preferí tragarme mis palabras. "Llévala a la habitación", dijo Draven en tono frío antes de pasar junto a mí. "¡Espera! Mi mamá no puede quedarse..." "No te preocupes por ella", interrumpió Edward mientras me cargaba. Grité para que me dejara ir, cuando de repente Draven apareció frente a mi madre, que aún estaba inconsciente en el césped, y la levantó en sus brazos. "¡No la lastimes!", grité. Draven me miró con frialdad y contestó: "Es un poco tarde para eso, ¿no crees?". Al instante, desapareció del césped. Seguí luchando para liberarme de Edward, cuando murmuró: “Él la llevará de regreso. Cálmate, Adriana”. Sus palabras ni siquiera reflejaron una pizca de remordimiento a pesar de que mi madre estaba agonizando. ¡Por eso detestaba a los vampiros! No tenían conciencia ni piedad por nadie. Me quedé en silencio mientras Edward me llevaba de regreso al interior. Vincent, que nos estaba esperando cerca de la escalera, dijo: "Yo la acompañaré". Estaba tan desconsolada que ni siquiera me molesté en refutarlo. Simplemente me encogí en sus brazos mientras él me miraba, pero yo mantuve la cabeza gacha y el rostro inexpresivo. "¿Estás bien?", preguntó suavemente. Ganas no me faltaron para gritarle que se callara y declararle que detestaba la existencia de su especie, pero las palabras nunca serían suficientes para describir mi odio hacia ellos. "¿Adriana?", llamó, todavía sosteniéndome en sus brazos mientras caminaba por el pasillo. Por mi parte, me sentí la mujer más desdichada del mundo.