Capítulo 8
527palabras
2022-08-23 11:18
El punto de vista de Adriana
"No te muevas", espetó Draven con fiereza. Me quedé congelada y mi respiración se cortó por el miedo mientras miraba fijamente sus feroces ojos azules. "No te muevas", repitió en voz baja con ojos ligeramente oscuros. Tragué saliva y mis manos comenzaron a temblar cuando me di cuenta de que estaba usando su compulsión para controlar el movimiento de mis pies. En este momento, me arrepentí en el alma de haber tomado la estúpida decisión de escaparme aun sabiendo los grandes poderes que poseían los vampiros. "Adriana, ¿por qué...", dijo Edward detrás de mí. Sin embargo, yo no tuve el valor para mirarlo. “Prácticamente está suplicando por un castigo”, agregó Draven con una voz tan fría que mi espalda se estremeció. Lo miré con ojos de súplica mientras intentaba encontrar las palabras correctas para responderle. “No creo que lo vuelva a hacer”, dijo Edward. “Me importa una m*erda. ¡Se lo advertí!”, interrumpió Draven en voz alta mientras se me acercaba reduciendo el espacio entre nosotros. En este punto, rogué para que la compulsión se cortara para al menos poder retroceder un paso. “N-no volverá a suceder. Solo estaba…", tartamudeé. "Matarte sería demasiado aburrido. ¿Qué tal si lo hacemos un poco más divertido?", me interrumpió. Abrí la boca para disculparme, pero volvió a interrumpir: "Tus padres...", comenzó. Lo miré con miedo y mi rostro se volvió pálido. “Quizás lastimar a las dos personas más preciadas de tu vida te haría aprender la lección", culminó. Sentí que mi corazón dejó de latir ante sus palabras. Indudablemente, era el ser más insensible y monstruoso del mundo. En lugar de sentir compasión por mí, sonrió con frialdad sin ningún tipo de remordimiento. Al ver esto y pensar en lo que sería capaz de hacerle a mis padres, no pude contener las lágrimas. "¡Por favor, ¡no! No lo volveré a hacer", supliqué, tratando de dar un paso adelante para convencerlo, pero debido a su compulsión, no pude hacerlo. "Ruega un poco más y tal vez lo considere", se burló. Sus crueles palabras despertaron mi ira nuevamente, pero decidí tragármela y continué suplicando: “¡Por favor, lo siento! Ellos no tienen la culpa de lo que hice, te lo ruego…". De repente, varias lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas, pero rápidamente las sequé. Después de todo, ni todas las lágrimas del mundo serían suficientes para conmover el corazón de un monstruo como Draven Cruz. "Draven, cálmate", dijo Edward suspirando. Rápidamente giré la cabeza para mirarlo y dije con voz temblorosa mientras me agarraba el vestido: "Por favor... discúlpenme". Draven me miró con frialdad. Bajé la cabeza sin poder controlar los miles de lágrimas que brotaban de mis ojos; al mismo tiempo, recé para que Dios ablandara el corazón de este hombre sin escrúpulos y me diera una última oportunidad. De repente, enredó sus dedos alrededor de mi cabello desde atrás, acercó sus labios a mis oídos, colocó su mano fría en mi espalda, se acercó a mi cuerpo y suspiró con tosquedad. Me estremecí cuando sus labios rozaron los lóbulos de mis orejas. "Disculpas no aceptadas, muñeca de trapo", dijo, provocando que mi alma estallara en llanto.