Capítulo 40
878palabras
2024-04-28 09:19
DE CAMINO A LA ESCALERA, mientras Levi subía, vio a Gianna en el salón hablando con Adan, quien parecía irritado.
Emma negó con la cabeza mientras avanzaba hacia el segundo piso. Siguió a Levi hasta la sala de juegos, lo cual la inquietó, porque sabía que tal vez la castigaría. ¿Por qué tenía que ser justo ese día?
Layla, Adan y Gianna los estaban esperando abajo, así que Levi negó con la cabeza.

"¿Qué estamos haciendo aquí?", preguntó cuando entraron, pero Levi solo la miró, la arrastró y la empujó hacia la cama.
"E-Levi... ¿qué estás haciendo?".
"¡Te lo dije, no quiero verte reír!".
Levi volvió a mostrar ese comportamiento, para ella, incomprensible.
Él se le acercó, ella retrocedió un poco. "Levi, no tienes que hacerlo esta e-esta vez...", titubeó.
"¡Puedo hacerlo cuando quiera, eres mi maldita esposa!", le recordó mientras sus profundos ojos azules se clavaban con rabia en ella.

"Nosotros... tenemos invitados...".
"Son tus invitados, no los míos". Se le acercó tanto que Emma miró hacia abajo para evitar sus ojos.
"Levántate la camisa", le exigió, obligándola a mirar al frente.
"Pero dijiste después...".

"Puedo morderte cuando quiera…".
Emma lo interrumpió: "Layla quiere que nademos, si me muerdes, lo notará". Comenzó a buscar con dificultad algo en qué apoyarse, el corazón le latía con fuerza y, al encontrarse con sus ojos, se estremeció de miedo.
"No vas a nadar. Dile que estás menstruando, es una buena excusa. Obedéceme, Emma, si no quieres que me enfade contigo".
A Emma le causó gracia cuando le advirtió que no lo hiciera enojar. ¡Él siempre estaba ENOJADO con ella!
Pero Emma asintió derrotada. "Está bien. Pero, por favor, ¿podemos dejarlo...?".
"No, quítate la camisa, hazme caso si quieres que esto termine cuanto antes", dijo.
Emma le hizo caso, ¿qué más podía hacer?
De repente, Levi la empujó sobre la cama; ella estaba tan conmocionada que empezó a jadear.
El hombre comenzó a bajarle el tirante del sostén con los dientes, y ella ahogó un grito cuando le rozó la piel desnuda con los labios.
Después de llevar el tirante hasta el hombro, Levi descendió con su lengua hasta alcanzar el seno izquierdo; una sensación de hormigueo despertó en el estómago de Emma.
Cerró los ojos cuando los dientes de Levi bajaron la copa del sostén y comenzó a saborear el pezón. Le mordió la punta, lo que la hizo soltar un grito estridente de dolor. "¡No! ¡No! ¡No!", gritó para sí mientras Levi permanecía con la boca en el seno de ella.
Intentó empujarle la cabeza, pero el hombre le agarró las dos manos y la inmovilizó contra la cama. Ella forcejeó, pero él le ejerció presión sobre las piernas, el dolor empezó a paralizarla cuando Levi siguió sin soltarle el pezón y le clavó los dientes con más fuerza.
A Emma se le llenaron los ojos de lágrimas, no podía aguantar más el dolor. Recién cuando se echó a llorar y sollozó, la soltó y se separó de ella.
Miró al otro lado mientras seguía llorando sin importarle que Levi la viera así, como si a él le importara, en fin. Se mantuvo inmóvil mientras la observaba llorar.
"No esperes que tenga compasión de ti. Si te vuelvo a ver reír, te daré más que un mordisco en el pezón. Ahora, seca esas lágrimas de m*erda y lávate la cara".
Pero Emma permaneció en su sitio, aún padecía el insoportable dolor de la mordedura. Tenía miedo de mirar hacia abajo, pero lo hizo: el pezón le sangraba, si él hubiera apretado los dientes con más fuerza, se lo habría arrancado de un tirón.
Levi se pasó las manos por la cara al ver que Emma no se movía y seguía llorando. Entonces, la obligó a levantarse, lo que hizo que ella se angustiara aún más.
Levi la empujó al interior del baño. "Lávate ya antes de salir de aquí. Obedece, Emma", masculló, la soltó y la dejó sola.
Emma se estremeció cuando vio el pezón izquierdo inflamado. ¿Por qué tan rápido? Una cantidad de sangre chorreaba debajo de ella y al verlo se sintió débil. ¿Cómo se suponía que iba a vestirse si al tocarla sentía un dolor atroz?
Con sus manos temblorosas se lavó la cara y la secó con un paño blanco. Luego buscó un botiquín de primeros auxilios dentro del baño, pero no había nada, así que se limpió el pezón hinchado y ensangrentado con un pañuelo de papel. Cuando vio que él la miraba, retrocedió.
"¿Puedes apurarte?", refunfuñó exasperado.
"Ya terminé", respondió, estremecida por el dolor.
"Y puedes calmarte y no ser tan obvia de que te hice algo".
Emma asintió poniéndose el sostén; se mordió el labio cuando lo abrochó y la espuma le presionó el seno. Casi pega un alarido, pero no lo hizo.
"¡Más rápido!".
Levi no tenía idea de lo doloroso que es que a alguien le muerdan un seno. Un solo mordisco de él le trajo miles de penas a su corazón, sin embargo, ella lo justificó porque, después de todo, le había desobedecido al reírse.
"Actúa con normalidad", ordenó Levi antes de salir de la habitación.
Quería que actuara como de costumbre, ¿cómo se suponía que lo haría si estaba muerta de dolor?
"Que no te vea la próxima".