Capítulo 61
1510palabras
2024-02-17 05:43
—¿Por qué está tan empecinado con ella y con lo que pasó? El dinero no es solo una de las razones. Sé que detrás de todo hay algo más y lo voy a descubrir.
—Hijo, ¿puedo pasar? —pregunta al otro lado de la puerta, sabiendo que se trata de mi madre.
—Sí, pasa, mamá —respondo una vez he guardado las fotografías y las alejo de la vista de cualquier otra persona que no sea yo.

Ella ingresa y cierra la puerta lentamente. Se acerca a mí con cautela, lo cual me parece extraño. De repente, toma asiento a mi lado y me mira, sonriendo débilmente como si quisiera ponerse en mi lugar y entenderme por todo lo que pasó.
—Oye, mamá se preocupa por ti. Rebeca me ha dicho que no has querido comer ni un solo bocado y sabes que eso no está bien, deberías alimentarte para mantener tu salud y energías, especialmente en estos momentos.
—Mamá, no insistas por favor. En serio no tengo nada de apetito en este momento, así que no pierdas más tiempo conmigo, no voy a comer.
—Zared... ¿Te cuesta tanto obedecer a tu madre? Incluso cuando eres adulto, deberías hacerme caso, se trata de tu salud.
—Soy un adulto, comeré luego.
—Anastasia es muy importante para ti, eso lo sé. Lamento mucho que estés pasando por todo esto y que ella también tenga que pasar por ello. No la he visto en persona ni una sola vez, o si... Pero ella no sabe que soy tu madre.

Mi madre se refiere exactamente a ese día en que nos encontramos en la boutique, donde Anastasia trabajaba como dependienta. Pero ahora ese detalle parece irrelevante aquí. Resoplo antes de levantarme y caminar hacia la puerta, necesito hacer una llamada y averiguar si ha habido más avances en el caso. Me desespera no saber más.
Pero no, no hay demasiado avanzado como para sentirme tranquilo y aliviado. La espera sigue siendo tortuosa, la llamada aún no ha llegado. Aún no me han llamado como se menciona en ese video.
—Zared, lamento mucho haber sido así con ella. Me di cuenta de que ella te hace feliz y ha logrado capturar tu corazón, por lo tanto debería darle una oportunidad...
—Mamá, no es momento para hablar de eso.

—Es que... He sido tan egoísta. Si tú eres feliz, yo también debería serlo. Pero no, no lo había considerado, hijo —admite mientras suspiro.
—Mamá, ya te dije que no es el momento adecuado para hablar sobre lo que piensas de Anastasia y que ahora, repentinamente, hayas cambiado tu perspectiva de ella me hace dudar un poco, ¿sabes? Además, no deberías darle ninguna oportunidad porque en ningún momento te he hecho algo malo. En todo caso, debería ser ella la que te otorgue la oportunidad de conocerte. ¿No crees?
—Sí, es cierto. Debería disculparme con ella. Es una mujer buena, Rebeca siempre me habla maravillas de Anastasia y me he convencido de que realmente es la chica con la que debes casarte.
—¿Eh?
***
De todas maneras, sigue siendo inoportuno hablar del matrimonio justo en este momento en el que el tema central debería ser Anastasia y no el matrimonio. Sigue siendo demasiado extraño que mi madre haya sacado el tema y que me dijera que Anastasia debería ser mi esposa. Nunca me habría imaginado escucharle decir esas palabras, de hecho, mamá estaba en la escena siendo la que se interponía, pero ahora quiere empujarme a tomar esa decisión, algo que sucederá. Sí, por supuesto, llegará el momento en el que tome esa decisión.
-Yo... No quiero ser una madre que se interpone o que desea la infelicidad para su propio hijo, durante mucho tiempo he querido verte casado y formando una familia con la persona que elijas, pero más allá de eso quería que fuera una persona con una buena posición social y un buen nombre ante la sociedad en la que nos manejamos, ella está lejos de ser todo eso, pero he comprendido que no todo lo que uno pide se vuelve realidad. Que no todo lo que uno ve correcto en realidad es bueno, si ella es la mujer que has elegido para casarte y vivir para siempre, es una decisión que tanto tu padre y yo vamos a respetar, por eso aprovecho para pedirte perdón y decirte que estoy contigo en estos momentos difíciles, esperando que todo salga bien, también estoy profundamente preocupada por toda esta situación y tu padre no deja de inquietarse también, quiero que sepas que ambos estamos contigo. ¿De acuerdo?
Asiento. Luego me hace señas.
-Gracias.
-Ven aquí, quiero darte un abrazo.
Y lo hago. Entonces, en los brazos de mi progenitora, no importa que no sea un niño, yo comienzo a llorar y ella me consuela. Una madre nunca dejará de ser una madre, incluso si su hijo ya es un adulto.
Y ella es la prueba de eso. Está profundamente preocupada por cómo me siento, quiere simplemente hacerme sentir mejor. Es algo que logra. Surte ese efecto de tranquilidad en mí.
...
Horas después...
Hace rato he recibido lo que estaba esperando, ahora sé dónde justamente debería de llevar todo ese dinero. Lo haré hoy en la noche. Espero que todo salga como se ha planeado. Me pongo nervioso solo de pensar que las cosas no salgan como esperábamos.
Rebeca me mira y sonríe ligeramente. Luego se acerca y deja un beso en mi mejilla.
-Ya falta poco, falta muy poco para volver a verla y estará de regreso con nosotros, ya lo verás -me recuerda, y son esas palabras las que me llenan de esperanza y me ayudan a soportar.
Y mi hermana tiene toda la razón del mundo, falta poco para volver a ver a Anastasia. Ella estará a mi lado, como antes, y juntos podremos superar lo que se venga encima. Porque sé que Anastasia podría cargar con un trauma debido al secuestro.
-Bien, ¿por qué no te has ido con papá y mamá?
-Mi padre tenía que hacer algo, pero mamá ya vendrá por mí, tienes razón... debería quedarme algunos días antes de volver, quizá me esté mudando finalmente la próxima semana. Ese es otro tema...
-Así es. Sabes que yo no tengo ningún inconveniente de que sigas viviendo bajo mi techo, después de todo, me gusta estar contigo, pero llegará el momento en el que me tenga que ir a vivir con Anastasia, como quedamos, y no puedo permitir que te quedes aquí sola. En casa de papá y mamá estarás mejor. Solo de esa manera no me voy a preocupar por ti.
-Descuida. Ya estoy hecha a esa idea. Sé que es lo mejor. Pero te extrañaré mucho, aquí contigo la he pasado muy bien, eh -señala y me da un abrazo corto-. Zared, ten mucho cuidado, incluso si la policía está en todo eso, no deberías confiarte demasiado, así que permíteme, por favor, estaré bien...
-Así será... Solo confía en mí, por favor -le digo y ella asiente. No parece demasiado segura, pero lo hace, y otra vez creo que derrama algunas lágrimas.
Entonces tocan a la puerta en ese momento, y mi hermana piensa que es mamá quien la ha venido a buscar, pero no, se trata de Sol que viene junto a Ana.
Así que Rebeca las saluda cariñosamente antes de dejarlas pasar. La madre de Anastasia está sumamente preocupada, puedo ver en su rostro la inquietud excesiva. Enormes ojeras están debajo de sus ojos. De seguro no ha podido descansar lo suficiente estos días. Y cuando me ve, se pone a llorar. Entonces Sol y Rebeca deciden alejarse un poco, antes de dejarnos finalmente a solas.
-Por favor, Zared, te suplico que traigas a mi hija de vuelta, a salvo...
-Ana, te prometo que así será. Todo esto que está pasando ya llegará a su final y ella estará de regreso con nosotros. Ya lo vas a ver -expreso y ella solo asiente.
-En eso quiero creer. No quiero que a Anastasia le pase nada malo -dice con la voz rota y eso me pone mal, si yo me siento terrible, no me puedo imaginar cómo debe sentirse ella, que es su madre. Verdaderamente afectada por todo esto -emito y trago con dureza, me duele mucho verla así.
-Te prometo que todo estará bien. Que ella estará de vuelta con nosotros, ya lo vas a ver -le vuelvo a repetir ya que parece necesario decirle a cada rato lo mismo para que ella se convenza una vez más de que en verdad no la estoy mintiendo y Anastasia regresará con nosotros. Pero en el fondo de mi ser, no estoy seguro de ello. Después de todo, nos encontramos en una cuerda floja, por así decirlo. Tampoco la incertidumbre deja de reinar en todo esto.
Ella me abraza con fuerza, de seguro aferrada a lo que he mencionado, no parece querer soltarme.
-Confío en ti. Sé que me traerás a mi hija -dice.
Y el peso cae sobre mí.
Sé que por ella debo hacer todo lo posible por salvarla.