Capítulo 8
919palabras
2024-01-10 10:23
Como Fabián no defendió a Isabella del golpe que recibió por parte de Elisa, la chica corrió a quejarse con Santiago en cuanto llegaron a casa.
Cuando el anciano se enteró de que la exesposa de su nieto estaba en Los Ángeles, se enfureció de inmediato.
Santiago llamó a Fabián enseguida y le pidió que trajera a Elisa al día siguiente para que se disculpara de rodillas frente a él.

"Abuelo, no puedo hacer eso. Entiende que estamos divorciados", contestó el hombre muy tranquilamente.
"¿Y eso qué? Ella publicó el video. ¡Tráela y llamemos a la policía para que la metan presa!". El anciano tosió mientras hablaba.
"La policía no puede arrestarla, abuelo. Todo pasó tal como se muestra en el vídeo", respondió Fabián algo impaciente.
Al escucharlo, Santiago se quedó pasmado por unos segundos. Mas, cuando volvió en sí y quiso hablar, su nieto ya había colgado.
Fabián tiró su teléfono sobre el sofá y encendió un cigarro.
Mientras fumaba, el hombre pensó en que fueron suficientes tres meses para que Elisa dejara de ser la esposa obediente que solía ser y se convirtiera en una mujer formidable.

Justo cuando le daba una calada a su cigarrillo, Fabián recibió una nueva llamada.
Aquello le molestó un poco, pero como se trataba de Hugo, su amigo, contestó de todos modos. Al otro lado de la línea, la música era ensordecedora, lo que hizo que el hombre quisiera colgar al instante.
"Fabián, estamos en LURE. ¿Vienes?", dijo Hugo, muy emocionado.
"¿Qué? Claro que no".

"¿En serio? Porque tu exesposa también está aquí. Bueno, ella y su nuevo novio. Un chico bastante atractivo, por cierto".
En realidad, Elisa fue a LURE porque Anna, la autodenominada reina del club nocturno, planeaba celebrar su cumpleaños allí.
Tan pronto como la chica se sentó, su amiga se acercó a la mesa con un viejo amigo de la escuela, Paul Turner.
Habían pasado algunos años desde la última vez que Elisa vio al chico. De hecho, no recordaba que fuera tan guapo.
"¡Por Dios, Paul! ¡Ha pasado mucho tiempo! ¿Cuándo volviste?", le preguntó ella, levantando las cejas.
El hombre se sentó junto a Elisa, agarró dos tragos y le entregó uno a ella. "Sí, ha pasado mucho. Llegué justo ayer".
Mientras recordaban sus viejos tiempos en la escuela, el personal de LURE trasladó los instrumentos y equipos musicales al escenario. Entonces, cuando todo estaba listo, Anna le dio un suave codazo a su amiga y le dijo entusiasmada: "¡Vamos a divertirnos! ¿O ya olvidaste cómo se toca la batería?".
"¡Increíble! ¡Vamos!". Elisa cogió las baquetas y les dio unas cuentas vueltas entre sus dedos antes de seguir a Paul y Anna al escenario.
Por otro lado, Fabián ya se encontraba fuera de LURE, desde donde podía oír el ruido ensordecedor del interior.
A él le gustaban los lugares tranquilos, así que ese tipo de música no le agradaba para nada.
Una vez dentro, el hombre localizó a Hugo, quien se hallaba frente al escenario disfrutando del show. "¿Dónde está Elisa?", le preguntó con el ceño fruncido.
Hugo señaló el escenario y dijo: "Ahí, está tocando la batería. ¿En serio te divorciaste de esa chica?".
"Sí, lo hice", contestó el hombre, algo fastidiado por la pregunta.
"Bueno, en ese caso, ¡me declaro el fan número uno de Elisa!".
Fabián miró a su exesposa tocando la batería y se dio cuenta que, bajo los reflectores, ella no parecía la misma chica aburrida de siempre.
Él todo el tiempo se mostró indiferente hacia Elisa, pero ahora estaba impresionado. Siendo honesto, nunca la había visto tan deslumbrante.
En el escenario, las manos de la chica se movían rápidamente, dejando a toda la gente fascinada en el club nocturno.
Cuando la actuación terminó, la chica volvió a su mesa con sus amigos para conversar. De repente, Hugo se le acercó y la saludó: "Hola, Elisa. ¡Déjame decirte que eres una gran baterista!".
Al ver al chico, la sonrisa de la mujer se desvaneció poco a poco. "Hugo, ha pasado mucho tiempo".
"Sí, tienes razón". Como Hugo estaba asombrado con la actuación de Elisa, se le olvidó por completo lo mucho que la había menospreciado en el pasado.
"¿Sabes qué? Fabián también está aquí. Él está justo por...", continuó.
Mientras hablaba, el chico se giró para buscar a su amigo, solo para verlo salir por la puerta. Hugo vaciló por unos segundos, mas, terminó por ir tras él. A fin de cuentas, ambos eran amigos de la infancia.
Sin embargo, antes de irse, le dijo a Elisa: "Oye, a mí también me gusta el rock and roll. Quizá podríamos salir algún día para hablar de música".
Al oírlo, Anna hizo un gesto de desagrado con los ojos y comentó: "No somos del mismo mundo, Hugo. No podemos hablar contigo".
Aquello le sonó familiar al chico, pues recordó que eso era lo que algunas chicas le decían a Elisa cuando se burlaban de ella en ciertas reuniones sociales.
Y aunque Hugo nunca la atacó, tampoco la defendió de los comentarios de las otras mujeres. Por ende, el chico contestó avergonzado: "Está bien. Ya me voy".
A medida que salía del local, Hugo no pudo evitar mirar atrás. En su mesa, Elisa seguía charlando con sus amigos mientras el chico guapo, que parecía llamarse Paul, le servía un trago en su copa.
Aquel gesto le resultó tierno a Hugo, así que supuso que ellos sí eran novios de verdad.
Resignado, el chico apartó los ojos de la mujer y fue rápidamente tras Fabián.