Capítulo 74
1436palabras
2022-09-18 15:38
PDV Narrador.
A algunos les molesta la felicidad de otros.
Adela había regresado a Frankfurt, había hecho lo posible por contactar a Christine y no había podido, por lo que se dedicó a seguir a Luka, ya sabía sus rutinas, la dirección de su nuevo apartamento, incluso que tomaba un avión a Madrid cada viernes y a veces los jueves, se veía siempre feliz, aunque estuviera serio los ojos le brillaban y eso la llenaba de más rabia.

Christine había apagado la línea que solía tener y no la llamó mas a pesar de que le dijo que hablarían cuando ella se devolviera a Alemania, parecía que el esposo de mentira que se buscó la tenía influenciada o secuestrada.
Por su parte debido a su malestar Christine no salía del apartamento, cada olor externo la hacía sentir náuseas y las arqueadas era terribles. Trabajaba desde casa e incluso su psicóloga la visitaba o hacían una video llamada, mucho había descubierto de si misma y del tipo de relación que había estado llevando con Adela.
Cuando le reveló el nombre a su doctora, esta se quedó pensativa y mas cuando le contó que la había conocido en su consultorio, ese mismo día la psicóloga buscó en sus expedientes el nombre y halló una información que era una pieza clave en las terapias de su paciente Christine Albertch, para la siguiente consulta la doctora le ofreció a Christine hacer una terapia de regresión.
Ella aceptó y pudo mirar por sí misma y confirmar que nunca había sentido atracción por una chica, siempre le gustaron los chicos, hasta que ocurrió aquella violación y fue mal canalizada. Ese mismo día antes de finalizar la sesión su médico le confirmó que Adela en efecto era su paciente, pero también había dejado de ir a consulta y le recomendó que se alejara de ella, pero por ética profesional no podía decirle el por qué, pues no podía revelar información de sus pacientes.
Christine había sentido un escalofrío desde que la doctora le dijo eso y supo que debía terminar por lo sano y no dejar a Adela como punto pendiente, ella decidió apagar su teléfono y comprar una nueva línea cuando inició con Mario, no quería que Adela la llamara.
La mujer embarazada y enamorada no le había contado a Mario su pasado, bueno algunas cosas, pero la parte de Adela la había obviado, seguro lo haría más adelante, pero tampoco lo veía mal, no todo el mundo empezaba una relación contando las parejas que habían tenido antes.

La cabeza de Adela era un lío, odiaba profundamente a Luka, lo culpaba de su separación con su amor, pero la rabia estaba empezando a nacer a pesar del amor hacia Christine, como había podido solo echarla a un lado.
Como debía mantener la distancia para no ser descubierta, Adela no había podido dar por el apartamento exacto de Luka, solo sabia que estaba en el último piso, pero había dos apartamentos, no se habría atrevido a tocar la puerta porque estaba enfocada en conocer el punto débil de su enemigo. Pero un buen día la suerte estuvo a su favor.
Mientras observaba a Luka a través de unos binoculares entrar al lobby del lujoso edificio, vio que se encontró y saludó a una mujer, que al enfocarla pudo reconocerla, era la psicóloga que veía a Christine y a ella también. Adela se puso nerviosa por varias razones la primera porque esa mujer conocía su pasado y si se lo contaba a su amada o peor, aun al hombre que la tenía secuestrada no podría reconquistar a Christine.
La otra y no menos importante era que si la doctora ya estaba ahí sin que Luka estuviera, quería decir que Christine estaba ahí y que se estaba haciendo terapia y eso también podía ser catastrófico para su relación. Por lo que tomó una decisión.

– Serás un daño colateral doctora, no debiste meterte en mi camino – se dijo Adela subiéndose un tapa bocas negro, bajando su gorra y caminando para estar ms cerca de la salida del edificio.
Tomó una bolsa de las que disponen para recoger los desperdicios de los perros y esperó.
– Muchas gracias por tomarse la molestia de venir hasta acá doctora – le expresó Luka.
– No hay de que, señor Quant, hoy tuvimos un gran avance y me alegra poder ver como Christine está aclarando su mente. Además de que es el mejor momento sanar antes de criar a los hijos es el mejor regalo que le podemos dar.
– Estoy seguro que sí, la vemos pasado mañana, entonces.
– Así será, hasta luego señor Quant.
– Hasta luego doctora, vaya con cuidado.
Se despidieron, con la mano y la doctora no se imaginó lo mucho que debió seguir la recomendación de Luka.
Arriba en el pent-house, Luka entró quitándose su gabardina negra, su saco gris oscuro y se lo entregó a su nana que lo recibía siempre con una sonrisa, se estaba aflojando la corbata cuando Christine venía a su encuentro.
– ¿Como te has sentido en la tarde? – se dieron dos besos en la mejilla y se abrazaron como de costumbre.
– La verdad un poco mejor, no he vomitado y ya eso es bastante. – le hizo un mohín y se sentaron en la sala – tardaste diez minutos, ¿Qué te detuvo?
Luka soltó una carcajada.
– ¿Me estas monitoreando?, pero que esposa tan psicópata me gasto yo. – Christine le dio por el hombro.
– Es que pareces un rolex, todos los días te vas y regresas a la misma hora, es fácil leerte. Además, es ex esposa. Rápido te aburriste de mí. – pretendió ella hacerse la ofendida y ambos rieron.
– Ya hablando en serio. sabes que la doctora me dijo algo hoy que me tiene intrigada.
– ¿Qué será? La verdad me tardé porque me la conseguí en el lobby e intercambiamos saludos, me comentó que hicieron algo nuevo hoy y tuvo avance.
– Así fue, pero eso no es lo curioso, si no que me validó que Adela era su paciente, la vi algo preocupada cuando me pidió que me mantuviera alejada de ella, pero n me dijo nada más porque no puede revelar información de pacientes a menos que sea a la policía bajo una orden de un juez.
– Y ¿por qué cuando yo te dije lo mismo no te causó tanta intriga?
Ella se quedó pensando, la verdad pensó que él la quería sobre proteger como lo hacía ahora y lo había hecho siempre.
– Porque siempre me has querido proteger, pensé que exagerabas, pero igual lo hice, hace mucho que no hablo con ella. De hecho, ya debería estar de vuelta, reo que la llamaré.
– ¿Para qué carajo harías eso? No te dijo la doctora que te mantengas alejada, no estoy de acuerdo con que la veas Christine. Menos ahora, estas embarazada.
– Quiero saber por qué la doctora me dijo eso, además ¿por qué te alteras tanto?
– Adela está loca Chris, no te acerques a ella.
– Estás hablando en serio, porque yo si la conocí y no me parecía que estuviera loca.
Luka respiró profundo, su amiga podía ser bastante terca cuando no tenía pruebas de algo. Así que se levantó del sofá se sirvió un whisky y se sentó nuevamente.
– Necesito que me escuches, hace ya un buen tiempo las actitudes de Adela no me daban buena espina, así que la mande a investigar.
– ¿Por qué no me dijiste nada? – le reclamo la rubia.
– Porque según tu estabas enamorada de ella, era tu pareja. Me vas a escuchar o no.
– Sigue.
–Adela tiene denuncias de varias mujeres por acoso sexual, quienes la denunciaron era heterosexuales, así que no sabría si alguna que si cayo en su trampa, tenía orden de no acercamiento a estas chicas y debió someterse a terapia, por eso iba con la doctora Schneider, hasta que te conoció a ti y por tu trauma fuiste presa fácil, dejó de ir a su consulta e hizo que tu dejaras de ir también.
Christine las hormonas de la maternidad la tenían sensible así que asustada empezó a llorar, Luka la abrazó consolándola.
– Entiendes ahora por qué debes mantenerte alejada de ella. – la mujer asintió se hizo un ovillo en el mueble abrazando su panza aun inexistente.
Ella no le podía decir a Luka que unos minutos antes de que llegara había encendido su línea anterior y le había enviado un mensaje diciéndole a Adela que la quería ver para terminar con ella.