PDV Isabel.
“No eres digna, no cumples los requisitos de mi madre.”
Me desperté dando un manotazo en la cama, no había podido dormir y cuando por fin lo consigo las frases retumban en mi cabeza, ¿Que no era digna? Me pregunte por cuadragésima vez, quisiera él tener una mujer como yo. Me provocaba gritar de la rabia que tenía.
“Al parecer Leone también tenía una lista de requisitos”
Dijo mi consciencia intelectual, quien miraba una cartelera con fotos como estudiando un caso de investigación, pero en vez de fotos eran comentarios que me había hecho Leone o su mamá en este tiempo. Los cuales por su puesto yo había ignorado.
“Claro porque él si cumplía tu lista” volvió a hablar ésta y yo estaba como en shock, había recibido una cuchara de mi propia medicina.
“Balde de agua fría”
Mi porrista dijo y me lanzó, y es que así mismo me sentí al darme cuenta de que me hicieron lo mismo que yo estaba haciendo todo este tiempo, y que, por cuidarme, al final terminé igual dejada. Podía ser esto más patético.
Eran las cuatro de la mañana y sabía que no dormiría más, así que me vestí con unos leggins, un brassier ajustado, una franelilla y baje al gimnasio a descargar mi molestia con la trotadora, al llegar la coloque en casi la máxima velocidad, quería cansarme, correr en vez de gritar.
Al llevar unos treinta minutos a ese ritmo podía sentir que ya estaba menos molesta y la voz de Pilar vino a mi mente: “el amor no se trata de una lista, el amor se siente” pero en ese entonces no le creí, yo había sido dejada por tener sobrepeso y ella era amada por todos, y con un novio que la cuidaba y amaba, el amor había sido fácil para ella.
¿Pero que había logrado desde ese entonces? Par de amantes que estaban bien pero no eran lo suficiente de acuerdo a mis requisitos, ambos me buscaron por un tiempo, eran buenos, a decir verdad, fui interrumpida por mi CI que había estad callada con cara de te lo dije.
“No fueron dos, estas dejando por fuera al más bello y sexi ¿y por qué lo descalificaste? Ah porque te dijo que estudiaba, porque no tenía una carrera”
Lo descalifiqué porque está casado y me mintió a ese es al que menos debes defender, le respondí gritándole en mi mente.
“Tú no sabias que eras casado antes de desecharlo, por suerte no se rindió y nos dio los mejores orgasmos, si hasta la nerd está de acuerdo” replicó y m consciencia intelectual solo pudo asentir. Cerré mis ojos ahora más frustrada.
Porque ahora que recuerdo fue por culpa de él, como pude haber gemido su nombre.
“¿Porque te hizo sentir?” dijo algo apenada a modo de pregunta-respuesta mi CI.
Suspiré profundamente y bajé la velocidad de la máquina para trotar más suave, ya podía ver a través del amplio ventanal como las nubes se iban aclarando.
En fin, Luka Quant está descartado por estar casado. “De acuerdo” dijeron ambas, al fin estábamos en paz con algo.
Quizá me equivoqué con esa lista me dije a mi misma y mi CI me reclamó.
“Claro que no, está bien que tengas estándares”.
“Si, pero la lista esta mal, el amor no tiene nada que ver con profesión o el origen de su familia” mi CP le respondió señalando con su pompo.
Y ese fue otra cubeta de agua fría para mí, ahí estaba el error. Se trata de sentir, me volví a repetir. Apagué la trotadora y me senté sobre ella, tape mi cara cuando una lagrimas traviesas salieron de mis ojos.
¿Qué más daba si era un abogado famoso si me engañaba, o si era guapo, pero no confiaba en mi ni me apoyaba en mi carrera?? Eran las cinco y media de la mañana cuando subí por las escaleras hacia mi piso.
Me preparé un café, busqué papel y lápiz y me senté en el mesón de la cocina, era hora de hacer una nueva lista, por supuesto con una nueva perspectiva, entonces mi mano se movió sola.
Un hombre que me guste, que tengamos una visión similar, que me apoye en mi carrera y me permita apoyarlo a él, que nos comuniquemos con armonía y tengamos cosas en común, que hagamos el amor delicioso y esté dispuesto a probar cosas nuevas y a enseñarme cosas nuevas junto a él, que me ame y me respete que me inspire a amarlo y respetarlo, un hombre amigable, buen amigo, sano y próspero que me haga sentir única.
Y así terminé mi nueva lista, me hizo sonreír al leerla de nuevo. “no está mal” aprobó mi CP y mi CI me subió los dos pulgares.
Me di una ducha, y tome un conjunto de pantalón y blazer blanco, una camisa negra y unos tacones de animal print de leopardo, pues no me quedaría en cama llorando. Desayuné y me fui a mi oficina con música movida. Al llegar mi asistente me sonrió.
–Buen día Isabel, te están esperando en tu oficina – me informó con una sonrisa un tanto culpable.
–¿En mi oficina? – pregunté extrañada, pues solo los socios podíamos entrar a las oficinas y ya había visto que los puestos de estacionamiento de Mario y Fernando estaban vacíos, lo que indicaba que no habían llegado aún.
Un fugaz pensamiento paso por mi mente, será Leone que vino a disculparse. Pero se esfumó cuando abrí la puerta y me encontré a quien menos esperaba sentado muy cómodo en mi silla y con algo en su mano, una amplia sonrisa se mostró en su cara al verme y sin que yo pudiera decir algo hablo a mi secretaria.
– Gracias Lorena, puedes dejarnos solos. – y le guiñó el ojo como si fuera el amo y señor “el sexi amo y señor” incluso mi CI reaccionó antes que yo.
La muy traicionera de Lorena obedeció y cerró la puerta rápidamente, ya que no había entrado.
– Buen día señor Quant, ¿se puede saber que hace en mi oficina? – usé el tono más profesional que pude, obviamente no le iba a gritar aquí, pero ganas no me faltaron ante su atrevimiento.
Se levantó y caminó hacia a mí, empecé a pestañar rápido y supe que estaba nerviosa.
– Buen día señorita Isabel, ¿o debería llamarte maestra María? – otra vez el sonó tono de su voz hizo que mi corazón brincara. – te traje desayuno, toma asiento – señalo el mueble de dos puestos y noté que sobre la mesa estaba dispuesto unos cruasán, jugo de naranja y café negro.
– No gracias, ya desayuné.
– Entonces acompáñame con un café – me sonrió y tomo asiento dando palmadas en el puesto libre invitándome a tomarlo.
– ¿Qué es lo que quieres?
– De querer, te quiero a ti sobre tu escritorio.