Capítulo 35
1463palabras
2022-07-25 15:27
PDV Narrador.
Las amigas se fueron caminando tambaleando hacia las habitaciones, de tanto que habían tomado estaban muy piripi y se reían una de la otra, luego se abrazaron para no caerse y así llegaron a la cama de Isabel donde se dejaron caer y durmieron vestidas.
La tarde siguiente cuando despertaron Isabel preparó una sopa y un batido verde para reparar la resaca, al ver su teléfono se encontró con muchas llamadas, de sus socios, su asistente, de su novio y hasta de sus padres, esta había sido la primera vez que no llegaba a su oficina sin si quiera informar.

Los llamo a todos mientras colocaba la mesa para comer con Pilar, quien estaba ayudando a limpiar y recoger el reguero de botellas y tapas que habían probado, finalmente comieron y por último llamo a Leone, quien le comentó que sus padres iban a ofrecer una cena en su casa y la invitaban, ella aprovechó de informar que Pilar estaba de visita y que la llevaría.
En la noche estaban en la casa de los padres de Leone, quien ofrecieron como buenos italianos, una pasta cuatro quesos con ensaladas, los padres de Isabel también estaban ahí, felices de volver a ver a quienes llamaban su otra hija Pilar.
Hablaban de todo un poco sin embargo siempre volvían al tema que los unía el derecho pues todas las siete personas que rodeaban la mesa eran abogados. Hasta que la madre de Leone cambio radicalmente de tema.
– Isabelita, estoy tan feliz de que estes cerca de mi hijo, debes hacer un tiempo y venir los fines de semana, tienes que aprender hacer la comida que a mi hijito le gusta, nada de estar comiendo mucho en la calle, la pasta debe ser casera, podemos hacer dos platos cada fin de semana, su favorito son los calzones.
Por un momento Isabel se quedó sin habla apenas tenían un mes saliendo, no siquiera él había visitado su apartamento y ya los padres los tildaban de ¿novios formales? Que era eso de aprender a preparar la comida casera, la aludida pronto se recuperó y puso su sonrisa política.
– Vamos con calma apenas nos estamos conociendo, pero sería muy interesante aprender un día de estos platillos italianos – con esto no se había negado a su invitación, pero le hizo saber que no era su prioridad.

Isabel repasó la mirada por todos los comensales, los anfitriones sonrieron entendiendo el mensaje mas no era la respuesta que esperaban pues su hijo les había dicho que iba muy en serio con Isabel. Por su parte Leone, no tuvo intensión de decir que no era necesario, su sonrisa expresaba que estaba de acuerdo con lo que su madre decía.
“Ay no mamita, huye por la izquierda, este es un niño consentido de mamá y papá, no un hombre de verdad”
Hacía días que no escuchaba a su consciencia porrista, pero no dudó en hacer su aparición en la mente de Isabel, mientras Pilar no retiraba la copa de agua de sus labios ocultando la sonrisa que se le quería escapar al escuchar la respuesta de su amiga, también porque sabía leerle la cara y podía intuir lo que estaba pensando.
La velada siguió sin contra tiempos y luego de par de horas se despidieron todos. Al ir en el auto Isabel le pregunto a su copilota.

– ¿Que te pareció Leone?
Pilar sabía que le iba a preguntar y se había preparado para darle lo más parecido a lo que su amiga quería escuchar, mas no lo que había sentido del hombre que la cortejaba.
– Es guapo y se ve que es muy profesional y hábil en su profesión – dijo sin más.
Aun cuando eso pudiera ser cierto Isabel conocía muy bien a Pilar y esa respuesta tan superficial y automática no era lo que pensaba realmente.
– Dime lo que realmente piensas.
– Lo importante es lo que tu pienses de él Isa, se ve que le gustas y fue muy atento, ¿qué más quieres que te diga? es la primera vez que lo veo, además de que tu misma dices que cumple con todos tus requisitos de hombre ideal. – la pelirroja subió los hombros y se desentendió.
Isabel respiró profundo sabiendo que Pilar se negaba a expresar quizá para no hacerla sentir mal pues ella bien sabía que su mejor amiga estaba en contra de su lista, pero al final todo era cierto él le gustaba ella gustaba de él y seguiría conociéndolo.
Al día siguiente Isabel convenció a Pilar que la acompañara a su oficina, esta última aceptó, porque posiblemente se conseguiría a Mario y quería dejarle en claro que lo que pasó fue solo por ese día, y así lo hizo, Mario no pudo debatirle nada, pues ella se iba a casar. Mantendrían su amistad como si eso no hubiese pasado.
Dos días después Pilar se regresó a Frankfurt, llegó de tarde y se decidió por ir al salón de belleza a retocar su peinado, María la madre de Isabel la convenció de que lo mejor en estos casos era cambiar de look así que se había cortado el cabello por los hombros y oscureció su color rojo.
Cuando le estaban terminando una mujer tomó el asiento de al lado al girarse se encontró con Juana, la esposa del jefe de Luis, una española la cual le caía muy bien y trabajaba también para la constructora.
– Querida, casi no te reconocí, ¿cómo estás? – le extendió la mano al no poderse parar de la silla pues tenía a la ayudante ya secando su cabello.
– Muy bien doña Juana ¿y usted? – le respondió Pilar cordial.
– Ya veo querida, y la verdad me alegro que te lo hayas tomado también, y hasta el look te cambiaste esa es la actitud, nada de estar llorando por hombres.
Pilar sonrió de forma nerviosa, ante su última frase, aunque pensó que se refería a que ahora Luis no viviría con ella por el cambio de ciudad, pues no creía que su ex prometido sería capaz de decirle a los demás que él había suspendido el matrimonio, porque para su suerte esa semana era que iban a entregar las invitaciones.
– Pues sí, a los cambios se les va de frente – le siguió la corriente Pilar, quien ya se estaba levantando para pagar y salir de ahí.
Al ver que se iba doña Juana le tomó la mano a Pilar y le señalo que se acercara a ella.
– Te felicito y ya verás que el Luis se arrepentirá de dejarte por esa muchachita que de seguro no sabe lo que quiere, o mejor dicho si sabe, quiere alguien que la mantenga y cuando lo exprima lo dejará, la verdad lo siento por él. Tu sigue regia querida, que quedaste bella con ese cambio.
Pilar sintió que la sangre le abandonó el cuerpo, al escuchar el “secreto” que le acababa de decir Juana, sabia que no era una doña de chismes y ella la conocía como la novia de Luis desde que se mudaron ahí.
¿Luis la estaba engañando con alguien menor y se fue con ella? Se preguntó, pero solo la doña a su lado podría sacarla de dudas, así que se enderezó, y le hizo un ofrecimiento.
– Gracias por sus palabras doña Juana, que le parece si nos tomamos algo al salir de acá, la espero – dijo Pilar con la sonrisa fingida mientras sentía que su corazón que apenas se sentía mejor se quebraba nuevamente.
Mas tarde su pesadilla fue validada. Por más de una hora la señora le contó como una chica de veintidós años entró nueva a la empresa y desde la primera semana le estaba coqueteando a Luis, eso era lo que ella había escuchado en los pasillos pero no lo creía, había visto por años lo enamorado que estaba Luis de Pilar, pero hacia unas semanas cuando estaban definiendo el personal que iba al proyecto el propio Luis se propuso a ir, luego los vio juntos almorzando solos y finalmente la escucho diciendo que Luis había dejado a su novia por ella que se iba a vivir juntos en Hamburgo.
Como te dije antes Pilar, yo lo siento por Luis, a veces los hombres se dejan cegar por una que le abre las piernas sin pensar en las consecuencias, y en las mujeres que lo han acompañado en las buenas y malas. Qué bueno que por lo menos no están casados.
Pilar solo asintió, no podía hablar, ya le estaba costado un mundo seguir aparentando que estaba dejada de Luis, y no que este la había engañado diciendo que de la empresa lo designaron para un proyecto importante y que se tenía que ir.