PDV Narrador.
A él Poco le importó lo que sabía del hombre que acababa de conocer hacia unas horas, la causalidad lo llevó a él a enseñarle a esta mujer muchas cosas y esperaba que encontrara sus respuestas.
– Ok bella, entonces solo relájate y déjame llevar el ritmo. ¿De acuerdo? – consultó para determinar si tenía su consentimiento.
Ella se le quedó mirando como buscando más respuestas. Mirada que él capturó y le llevó a preguntar.
– ¿Algo que no quieras hacer?
Pilar soltó el aliento que tenía retenido.
– Bueno sí, nada de golpes, ni asfixia por mucho que digan que aumenta el orgasmo, no me dejes marcas, nada de ceras de velas, ni guindarme.
Ajax sonrió.
– Bueno, en eso sí te has documentado – sonrió de lado pasando su gran mano por el delicado y maquillado rostro de la pelirroja. – Vayamos por una ducha.
La cargó y la llevó a la ducha, lo hizo para que se relajara con el agua caliente, normalmente era mejor en la bañera, sin embargo, la hora no le acompañaba.
La observó mientras el agua caliente corría por su piel erizada, ella lo tomó por el cabello que había soltado tras dejar una cinta cuando se desvistió y ahora le llegaba casi a los hombros.
– Me gusta tu cabello largo – dijo ella con una sonrisa de lado.
Usualmente no besaba en los labios a las mujeres que conseguía de manera casual, por eso lo sorprendió tanto el arrebato de allá de hacía unos minutos, tanto que lo hizo perder el equilibrio.
Pero esa sonrisa lo invitó a tomar esos labios que le supieron a vodka, su beso fue tan coordinado que parecía que tuvieran años besándose, sus lenguas danzaban como si cada una se conocieran. Él sonrió al escuchar un pequeño jadeo de ella mientras que sus manos jugueteaban con sus pezones erguidos.
– Para, mujer, que no te quiero tomar en el baño – le dijo mientras respiraba profundo tratando de calmar su corazón que estaba ya desbocado.
Destapó rápidamente la esponja, le puso gel de baño, pero antes se volvió a pegar a ella aspirando el olor natural que emanaba, pegó sus pechos redondos y sumergió su nariz en ellos, segundos después fue sorprendido por dos manos traviesas que le apretaron el trasero.
Ambos se miraron profundo y se sonrieron y el procedió a pasarle la esponja por todo el cuerpo.
Una vez salieron de la ducha, no había tiempo para secarse, la cargó y ella envolvió la cintura de él con sus piernas. La sentó lo más suave que pudo en la cama mientras tomaba una máscara color naranja la destapó y le preguntó.
– ¿Confías en mí? Solo quiero darte placer y que no puedas olvidar esta noche.
Ella se le quedó mirando como hipnotizada y no sabía si era eso lo que justamente debía hacer, olvidar esa noche.
– Confío en que recordarás lo que te dije que no quiero. Dijo ella de manera sería.
– Lo tengo presente – respondió, pasando su lengua por los labios de la chica sentada frente a él.
Ajax tapó los ojos de Pilar y la volvió a cargar, mientras se acomodaba a él sin mirar, sus centros se encontraron y su miembro se puso aún más duro al punto de doler.
Buscó con la mirada donde estaba los aros colgantes y la ayudó guiándola para que se colgara de ellos, la dejó un momento, colgada a su peso, luego regresó a ella y le pidió que con sus piernas le rodeara la cintura.
Pilar con los ojos tapados hizo lo que le pidió y ahí colgada y con un sentido menos solo se dedicó a sentir y a escuchar, Ajax tomó lo que ella creyó era una pluma y empezó a acariciar su espina dorsal con una mano mientras con la otra hacia círculos en su parte más íntima haciendo su humedad más pronunciada, un gemido atrevido, más parecido a un grito salió de su boca.
Jamás había sentido algo así, su boca estaba abierta mientras jadeaba cuando sintió la lengua de su acompañante meterse en su boca, tomó sus labios con algo de torpeza pero enseguida como si de un imán se tratara sus besos calzaron a la medida y a cada segundo era más intenso, Ajax dejó la pluma y con ambas manos torcía los botones de su pecho que estaban duros y erguidos.
– Oh sí – salió de su boca.– cógeme antes de que ya no pueda sostenerme más – fue casi una exigencia de ella.
Él como un soldado obedeció y se hundió en ella fuerte y hondo.
– Ohhh – dijeron al unísono.
Ella por la intromisión tan rápido y con un plástico al cual no estaba acostumbrada y él por lo ajustado que quedaba en ella. La tomo rápido y con movimientos secos y ambos alcanzaron el clímax, Pilar se soltó confiada de que él la tomaría en sus brazos y así fue.
Cuando pensaba que la iba a acostar en la cama, se sorprendió al sentir una superficie fría en su trasero, giro su cabeza a los lados pero aún estaba en una nube de excitación y olvidó que tenía la máscara puesta y no podía ver.
Se imaginaba que él se estaba riendo de ella, y así fue cuando escuchó su risa y un beso en sus labios le calmó el mohín que estaba haciendo.
– Oh por Dios – exclamó mientras se puso rígida al sentir la superficie vibrar y hacerla estremecer toda.
Intentó agarrarse, pero las grandes manos del hombre la tomaron por la cintura y esta vez la penetró tan lentamente que ella casi le pide que se apure.
Eran muchas las sensaciones que estaba viviendo en ese momento, el anhelo de no saber dónde la iba a tocar, la vibración de la silla y sus embestidas que le llegaban a lo más hondo de su ser.
– Joder – gritó cuando el orgasmo la alcanzó y clavó las uñas en la espalda maciza de ese hombre enorme.
– Ahhg – exclamó él cuando sintió como ella se vino y su grito fue la gloria. – eres divina, mujer – dijo sin más.
– ¡Gracias! – le exclamó a su compañera mientras recuperaba el aliento.
– ¿Por qué? – preguntó ella extrañada.
– Por permitirme ser yo quien estuviera contigo en esta primera vez. – dijo sonreído quitándole la máscara de los ojos.